Un friso no deja de ser simplemente un recubrimiento total o parcial de alguna pared. Normalmente se suelen colocar los frisos de madera en la parte inferior de la pared, a modo de zócalo. Claramente tiene un gran valor estético, pero sobre todo atiende a la principal función de proteger estas zonas tan castigadas por rozaduras o golpes. Aunque realmente puede tener hasta una tercera función, que no es otra que aislar en la medida de lo posible una estancia, ya que la madera es un material bastante cálido.
Los frisos pueden ser de distintos materiales, como cerámicos, PVC o composite, pero la madera es, sin duda, la más cómoda de instalar y la que crea un ambiente más acogedor, ideal para un salón, un dormitorio o un comedor.
A continuación, veremos qué se necesita para instalarlo y cómo hacerlo por ti mismo.
Instalación de friso de madera
Para empezar, debemos asegurarnos de tener todo el material necesario, no solo las lamas que conforman el friso, sino una serie de listones de madera que serán su sustento y en enlace con la pared. Necesitaremos tacos y tornillos, un metro, un nivel de burbuja, un taladro, unas grapas metálicas, tacos y martillo y por supuesto un lápiz para poder marcar todos los puntos que vamos a perforar.
Antes de nada, aunque parezca obvio, debemos despejar la zona de trabajo lo máximo posible y hacer espacio para el acopio de todos los materiales y herramientas.
A continuación, replantearemos la distribución de los listones que vamos a anclar a la pared. Estos se dispondrán horizontalmente si las lamas del friso van a ir en dispuestas en vertical y los llamaremos rastreles. Se llamarán montantes si es al contrario.
Instalación de los rastreles en la pared
Bajo el supuesto de que las lamas del friso acabadas vayan en vertical, instalaremos tres líneas de rastreles en total.
La primera de ellas será la de arriba del todo, esta marcará la altura del friso y habrá que replantearla muy bien ayudándonos del nivel para que no quede todo el friso torcido. Para ello, marcaremos varios puntos de anclaje según la longitud de nuestro rastrel, pero teniendo en cuenta una separación entre ellos de al menos un centímetro. A continuación, realizaremos unos agujeros en la pared con el taladro y colocaremos los tacos. Por último, atornillaremos los rastreles a la pared dentro del taco y si es posible nos ayudaremos de un destornillador eléctrico.
Este proceso tendremos que repetirlo con todos los rastreles a lo largo de la pared y colocando tres líneas en total, una arriba, otra en el centro y una abajo del todo pero sin llegar al suelo, dejando algunos centímetros de separación para absorber las posibles dilataciones.
Colocación de las lamas del friso
Cortaremos las lamas a la altura deseada y haciendo coincidir siempre con la altura del rastrel ya colocado en la pared. Una sierra de calar sería perfecta para esta tarea, pero sin olvidar usar guantes y gafas de protección.
Todas estas lamas se conectan entre sí mediante machihembrados así que será muy sencilla su colocación, solo tendremos que conectarlas a los rastreles con unas grapas metálicas que encajan a la perfección en la hendidura de la lama. Cuando tengamos bien definido el sitio exacto en el que irán las grapas, podremos clavarlas a los rastreles con la ayuda de un simple martillo y unos clavos finos metálicos.
Ya tendremos lista nuestra primera lama del friso que nos servirá de punto de partida para seguir colocando la siguiente. Las haremos encajar a modo de clic gracias al machihembrado y volveremos a clavar otra grapa. Repetiremos este proceso lama a lama hasta llegar al final de la pared.
Piezas de especiales y de terminación.
Por último, existen piezas específicas para los posibles encuentros que se nos puedan plantear por la geometría de la casa.
Cuando un friso no llega hasta el final de una pared o se nos presenta una esquina en la habitación, tenemos que rematarlo con una pieza esquinera. Son muy fáciles de colocar, ya que únicamente con clavos y un martillo podremos hacerlo sin problema.
En la parte superior del friso siempre hay que colocar una pieza de terminación que oculte todos los desperfectos en los cortes de las lamas y sobre todo a modo de embellecedor, que además añada un toque agradable al tacto.
Para finalizar, también podemos instalar un rodapié de madera en todo el friso dándole así un acabado inferior y ocultando una vez más los desperfectos de corte.
Colocar un friso de madera en tu casa está al alcance de tu mano, pero sin embargo, si necesitas cualquier ayuda antes, durante o después de su montaje puedes contar con el Seguro de Hogar MAPFRE, que te ayudará en lo que sea necesario.