Puertas de vaivén, ¿Cómo funcionan y cómo se instalan?
Arquitecto, apasionado del diseño. Desarrolla su actividad profesional a través de su estudio med.arquitectos, del que es cofundador y arquitecto de proyectos. Compagina su actividad principal trabajando como escritor para el periódico Diario de Almería en la columna semanal "La Cuarta Pared", a la vez que colabora con MAPFRE redactando artículos técnicos, constructivos y de diseño.
Las puertas de vaivén son una solución muy ingeniosa y peculiar de resolver algunos problemas que las puertas tradicionales no son capaces de solventar. Se trata simplemente de puertas batientes, pero con una doble dirección, consiguiendo así mayor versatilidad en su funcionamiento.
Seguro que has visto alguna en los famosos salones de oeste y has alucinado con su belleza y su forma de abrir y cerrar. Esto es igual.
Cuándo son útiles las puertas de vaivén
Las puertas de vaivén tienen una manera muy peculiar de funcionar y por ello no son aptas para cualquier estancia ni cualquier uso.
Por lo general se suelen utilizar para aquellos pasos en los que se producen un flujo continuo de personas en ambos sentidos. Por eso eran tan típicas en los bares y salones del oeste, donde continuamente entraban y salían personas de todo tipo.
También nos aportan bastante libertad en las manos a la hora de atravesarlas, ya que con un mero empujón con la cadera se abren y se cierran con mucha facilidad. Por este motivo también se utilizan mucho en las salas de quirófano de los hospitales, donde el cirujano suele llevar ya puestos unos guantes esterilizados y no puede utilizar las manos para usar la típica manilla convencional.
Debido a la soltura de sus movimientos, muchas de las puertas de vaivén son muy permeables a la luz y a la temperatura. Es por eso que se suelen utilizar en terrazas y jardines, donde la demanda de la estanqueidad térmica no es un problema.
Muchas de ellas, ni siquiera llegan al suelo y al techo, simplemente se quedan como unas puertas batientes y colgadas a media altura. Otras ni si quieran son opacas del todo, sino que se conforman de celosías o lamas horizontales dejando pasar la luz entre ellas.
Por último y no por ello sus utilidades son limitadas, nos las podemos encontrar mucho en los cuartos de baño de los bares y restaurantes. Ya que se trata de espacios que conjugan todas las situaciones ya mencionadas: tienen un tráfico constante de personas a la vez que, por tema higiénico, no es recomendable tocar los pomos y manivelas de las puertas.
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Cómo funcionan
Realmente su funcionamiento es muy instintivo, con solo un pequeño empujón podemos atravesarlas sin problema. Solo debemos tener cuidado con la fuerza y la velocidad, ya que hay que tener en cuenta que, por pura física, la dimensión de su apertura inicial irá siempre acompañada del mismo movimiento en el sentido contrario una vez la crucemos.
A causa de su tamaño, su material y su peso, el vaivén será mayor o menor, así como su barrido será amplio o estrecho. De esta manera, una hoja de un material pesado como la madera maciza irá más lento que una hoja de DM o de contrachapado o incluso de aluminio.
Este sistema de apertura es posible gracias a los tipos de bisagra que incorporan. Se trata de unas bisagras especiales llamadas de doble acción. Estas permiten la apertura en ambos sentidos y es muy importante que su tamaño y resistencia vayan acorde con el peso de la hoja que tienen que mover.
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Cómo instalarlas
De manera general, la instalación de este tipo de puertas es muy parecida a las de cualquier puerta batiente tradicional. Se componen de prácticamente los mismos elementos y se suelen utilizar las mismas herramientas que cualquier carpintero trabaja. Desde un mazo para nivelar hasta una sierra para cortar lo que sea necesario.
Como siempre, lo primero será tener bien colocado nuestro premarco, normalmente fabricado con tres listones de madera de pino que formará nuestro hueco donde instalaremos la puerta.
A continuación, pasaremos a colocar las garzas o fijaciones que utilicemos para anclar la puerta al premarco y acto seguido colocar nuestras bisagras especiales de doble acción. Este es quizás el punto más peculiar de nuestra instalación y tenemos que elegir correctamente el tamaño y la posición de las mismas. Normalmente se suele dejar unos diez centímetros de margen entre las bisagras y el final de la hoja para que tengan cierta soltura de movimiento.
Para finalizar, colocaremos las tapetas en ambas caras de la puerta para tapar los encuentros con el premarco y disimular los posibles desperfectos que pudieran tener las paredes.
Cualquier instalación en el hogar, por pequeña que sea, puede conllevar algún incidente indeseado. Para ello, es fundamental contar con un Seguro de Hogar MAPFRE para que nos aporte la tranquilidad necesaria en todo momento.
José Moreno Ferre
Arquitecto
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