El lijado de una superficie consiste en pulir a través del frotamiento con un elemento abrasivo.
Una lija tiene muchos más usos de los que pensamos, desde alisar una extensión, decapar pinturas y barnices hasta limar metales. Es una herramienta muy versátil en las tareas de bricolaje.
Es importante tener en cuenta que este trabajo, ya se realice de forma manual o con una máquina, es esencial para conseguir un resultado perfecto en el tratamiento de un sinfín de materiales. No obstante, se debe utilizar el grano y el tamaño que mejor se adapte a cada caso.
Tipos de lijas según el grano
El grano de una lija hace referencia a la capacidad abrasiva que tiene la misma. Esto se indica a través de un número, que indica la distancia que hay entre un grano y otro, por lo que un número bajo indica un lijado basto y un grano grande, por el contrario, un número alto hace referencia a un lijado mucho más preciso y un grano más pequeño. Se pueden encontrar los siguientes tipos:
- Lijas de grano muy grueso (40 – 60 gramos): se utilizan de forma habitual para eliminar la pintura u otro tipo de producto de una superficie con bastante facilidad.
- Lijas de grano medio (80 – 120 gramos): su principal aplicación es suavizar un área, así como quitar pequeñas imperfecciones y marcas.
- Lijas de grano fino (150 – 180 gramos): se emplean normalmente para retirar partículas o eliminar brillos antes del acabado final.
- Lijas de grano muy fino (240 – 600 gramos): son perfectas para trabajar sobre materiales delicados, así como para lijar entre las distintas capas de barniz y para eliminar impurezas en las paredes una vez finalizado el trabajo.
Tipos de lijas según el material abrasivo
Las lijas pueden estar fabricadas con distintos materiales que ejercen la abrasión sobre la superficie con la que se ponen en contacto. Pueden ser:
- Lijas de óxido de aluminio: son la opción más habitual gracias a su alta durabilidad. Se usan para limar metales, madera y paredes que cuenten con algún revestimiento.
- Lijas de carburo de silicio: este material es apto para alisar superficies duras, como por ejemplo el vidrio, la piedra, el mármol, la cerámica, el plástico, etc.
- Lijas de óxido de zirconio: esta tipología se destina al pulido de los metales más duros y el acero inoxidable.
Tipos de lijas según el formato
Aunque las lijas en forma de hoja rectangular son las más conocidas, existen otros muchos formatos:
- Lijas en rollo: esta modalidad es bastante económica y se puede cortar en la longitud exacta que se necesite.
- Lijas en disco: se utilizan en las máquinas lijadoras orbitales y suelen incluir un agujero en medio para ajustarse mejor. Se puede fijar a través de un adhesivo o por un sistema de velcro. Estos discos están disponibles en diferentes diámetros para cada uso.
- Lijas en tubo: este formato permite colocarlo en las herramientas eléctricas para limar las superficies más difíciles.
- Lijas en banda: como su propio nombre indica, están diseñadas especialmente para las lijadoras de banda y se pueden encontrar en diferentes tamaños.
Tipos de lijas para trabajar en seco o en húmedo
El trabajo de lijado se puede realizar en seco o en húmedo. En este último caso, es necesario que el material de la superficie a tratar lo permita y que la lija sea resistente al agua u otros líquidos, ya que se suministran en el área a trabajar. Por lo general se utiliza en la construcción, la mecánica automotriz y en la industria.
Además, el color del material abrasivo también suele ser un indicativo de sus propiedades impermeables. Por norma general, el negro y el gris se pueden usar en ambos casos, al contrario de lo que sucede con el tono marrón, que únicamente permite trabajar en seco.
Conociendo los distintos tipos de lijas que existen y para qué se utilizan es posible realizar todas las tareas que sean necesarias. Y para otros cometidos de bricolaje que impliquen una mayor profesionalidad, el Seguro de Hogar MAPFRE ofrece un servicio especializado para instalar una lámpara o una cortina, colocar una estantería, sustituir un grifo…