Cómo comer calçots
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Los calçots son una variedad de cebolla, pero poco o nada tiene que ver con ellas en lo que ha sabor, textura y olor se refiere. La calçotada es una barbacoa donde estas cebollas alargadas y la salsa romesco son los protagonistas.
En Barcelona los calçots forman parte de la tradición gastronómica, y en el resto de España estas cebollas alargadas van conquistando fans a golpe de babero de plástico y dulce sabor. Si te han invitado a una calçotada y no sabes qué vas a encontrarte, aquí tienes la guía básica para novatos.
¿Qué son los calçots?
Cuando veas por primera vez un calçot es probable que lo confundas con puerros o con cebollas. Son efectivamente una variedad de cebolla que se caracterizan por ser mucho más tiernas y menos bulbosas.
Son alargados con una parte inferior ligeramente más abultada desde la que crece un tallo que termina en hojas verdes. Si los ves recién cogidos o en el mercado para su venta, suelen estar con restos de tierra y barro puesto que se cultivan enterrados para mantenerlos blancos. Miden en total entre unos 15 o 20 centímetros.
Calçots es el término catalán para referirse a esta variedad de cebolla que son habituales en la zona interior de Cataluña y especialmente en la parte occidental: regiones limítrofes con el Ebro y comarca del Alto Campo. En castellano se denominan calsots.
¿Cómo se preparan?
El calçot es el primer plato del emblemático menú de Valls, Tarragona. El calçot de esta población está reconocido y protegido con denominación de origen y se considera el más emblemático y genuino.
La gastronomía catalana incluye los calçots como uno de sus alimentos más típicos y significativos. La temporada de calçots coincide con su recolección a finales de invierno y principios de la primavera, se recogen y se degustan durante los meses de marzo y abril. Los brotes jóvenes, frescos y tiernos son los más valorados por su dulce sabor y textura suave en boca.
La preparación de una calçotada exige de un fuego tradicional sobre el que se asan los calçots directamente, solo es necesario lavarlos para quitar al tierra que traen del campo. Se hacen sobre llama viva y no sobre la brasa como se prefiere para la carne. Cuando la parte exterior del vegetal está negra, se sacan del fuego y se envuelven en hojas de papel de periódico para que acaben de hacerse.
La tradición catalana manda servir los calçots acompañados de salsa romesco o salvitxada. De segundo plato, es habitual ofrecer carnes y butifarras típicas para completar la degustación.
¿Cómo se comen?
Las calçotadas son típicas en Cataluña, pero también en muchos otros puntos de España que se han aficionado a esta degustación tan sabrosa y exclusiva, se preparan en restaurantes y hogares estas fiestas culinarias.
El aspecto de los calçots recién sacados del fuego quizás no es el más atractivo -parecen calcinados-; sin embargo, si les das una oportunidad, descubrirás su sorprendente sabor. Solo es necesario pelarlo ligeramente con las manos y degustarlo. Atención a cómo manipular los calçots para evitar quedar como un novato.
- Colócate al cuello el babero de plástico que seguro te ofrecerán en cualquier calçotada que se precie. Además de necesario para evitar manchas, forma parte del ritual de degustación.
- Pela con cuidado el calçot y usa solo tus manos. Sujétalo por la parte de arriba -hojas centrales- y la parte inferior, la zona redondeada. Tira suavemente para que todo el exterior negro se desprenda del interior que es lo que se come.
- Moja la parte redondeada de la cebolla -que estará suave y sin quemar- en la salsa que prefieras y elévala sobre tu boca para comerla directamente. La parte del tallo no se come.
Los calçots no tienen un sabor fuerte ni picante, como a veces tienen las cebollas en crudo, su sabor es mucho más agradable y suave, incluso dulce, más cercano al que adquiere por ejemplo la cebolla caramelizada. Aunque no te guste la cebolla, es posible que te encanten los calçots puesto que se trata de una experiencia totalmente diferente. Por otra parte, la salsa romesco, a base de tomate y que puede ser más o menos picante, le aporta un contrapunto perfecto para saborear.
Restaurante de referencia
Durante la temporada de calçots -marzo y abril- es fácil encontrar restaurantes que ofrecen calçotadas como menú degustación o especialidad. En Cataluña y particularmente en Valls y alrededores, es imposible -casi- encontrar establecimientos que no ofrezcan calçots.
Si estás organizando una escapada a Cataluña y te coincide en fechas con la época de calçotadas, es fácil que puedas disfrutar de alguna de las que se organizan como eventos populares en plazas o en zonas públicas para degustar en conjunto y al aire libre estas ricas cebollas. Revisa las fechas y cierra tus billetes con tiempo para ahorrar y no perderte nada; y si quieres evitar que un imprevisto arruine tu plan, confía en el Seguro de viajes MAPFRE con las coberturas que prefieras.
Fuera de Cataluña no es tan abundante la oferta para comer calçots, pero puedes dirigirte a restaurantes catalanes tanto en Madrid como en otros puntos de la geografía nacional.
- Can Punyetes. Uno de los restaurantes madrileños especializado en cocina catalana más conocido y popular, ofrecen experiencia y tradición por lo que es una buena alternativa para descubrir los calçots.
- La huerta de casa Ricardo. Este establecimiento ubicado en Madrid ofrece productos de primera calidad, su carta está especializada en la cocina catalana y sus platos estrella, en temporada no faltan los calçots.
- Masía Bau es para muchos el lugar más recomendable y famoso para comer calçots en Tarragona. Ofrece hasta tres menús diferentes sobre la base del tradicional.
- El Jardí de l´Apat está en Barcelona, pero permite comer calçots del Valls sin necesidad de viajar hasta Valls, ya que el producto lo traen de allí. Una brasearía especializada en comida catalana.
- Taula de Paula en Valencia aseguran ser conocidos precisamente por sus calçots con lo que la garantía de los clientes satisfechos la tienen asegurada.
Cada nueva temporada los calçots son más conocidos y universales, en los mercados también pueden encontrarse para comprarlos crudos y prepararlos en casa. Si te atreves a organizar tu propia calçotada doméstica, ten en cuenta que se conservan en buen estado un par de semanas, siempre que sean frescos y los almacenes en un lugar seco y bien ventilado. Puedes ponerlos en el frigorífico, si hace demasiado calor o vas a tardar más de una semana en consumirlos.
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