Cómo saber si el pollo está malo
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El pollo en mal estado, además de estropear la receta, puede ser peligroso para la salud. Por eso, antes de cocinarlo, es fundamental asegurarse de que es apto para su consumo atendiendo a varias señales que evidencian que no está bueno y que, por tanto, no se debe consumir.
Cómo conservar el pollo
Es importante prestar atención a la fecha de caducidad que figura en la etiqueta y cocinarlo antes de que venza. No obstante, aunque esta fecha es una ayuda, la temperatura puede hacer que se desarrolle una bacteria de forma rápida e impredecible, lo que hace necesario aprender los signos inequívocos de que el pollo está en mal estado.
Además, hay que conservarlo en óptimas condiciones. Si el pollo está entero, se debe cortar en trozos pequeños y eliminar el relleno antes de refrigerarlo o congelarlo.
El pollo crudo puede durar de uno a dos días en la nevera, y hasta nueve meses más a partir de la fecha de caducidad en el congelador. Si está cocinado, aguanta en buenas condiciones tres o cuatro días en el frigorífico y hasta un año en el congelador.
Por último, recuerda no lavar el pollo bajo el grifo ya que puede aumentar la proliferación de bacterias.
Cómo saber si el pollo crudo está en mal estado
Los signos que evidencian el estado en el que se encuentra el pollo son los siguientes:
Color grisáceo
El color es la señal más obvia de que el pollo está en mal estado, aunque no se hace patente hasta que las bacterias se han desarrollado a niveles extremos.
Si el pollo está en buen estado, la carne luce un color blanquecino y las pechugas se ven rosadas y carnosas. No obstante, puede ser amarilla si se trata de un pollo de corral alimentado con maíz.
Cuando comienza a estropearse, el color blanco rosado se torna gris. Si se ve ligeramente opaca, significa que, aunque está a punto de echarse a perder, aún se puede usar. En cambio, si se ve más gris que rosa, hay que desecharla.
Olor fuerte, como a amoniaco
El olor es una de las formas más seguras de evaluar el estado del pollo. La carne deteriorada tiene un olor muy fuerte, amargo y desagradable que, en muchos casos, recuerda al del amoniaco o de los huevos podridos.
Si el pollo aún no ha sobrepasado la fecha de caducidad, pero presenta este signo, es una señal inequívoca de que esa carne no es apta para el consumo.
Textura viscosa
La carne de pollo debe ser tersa, pero cuando envejece se torna pegajosa y viscosa. Si está pegajosa, queda poco para que se pueda consumir, pero si ya se ha vuelto viscosa o “babosa” es momento de tirarla.
Presencia de moho
Si crece una capa verde o negra en el pollo, no hay duda de que tiene moho. En este caso, lo más indicado es desecharlo lo antes posible.
Los alimentos que tienen moho suelen tener, generalmente, bacterias invisibles que pueden dar lugar a diferentes enfermedades, además de causar reacciones alérgicas. Por tanto, el pollo con moho no se debe consumir, pero tampoco es recomendable cortar la parte infestada, ya que las bacterias se propagan por toda la pieza, aunque no se vea.
Analizar el pollo que ha estado congelado
Si el pollo ha estado congelado, además de todo lo anterior hay que prestar atención a estos signos que revelan que el pollo está en mal estado:
Capa de hielo
Cuando el pollo presenta una gruesa capa de hielo sobre su superficie, revela que ha estado más tiempo del recomendado en el congelador, por lo que no se debe consumir.
Ahora bien, si el hielo es de color blanco, puede que el problema se encuentre en un fallo del congelador, y no en el alimento.
Manchas blancas
Al igual que ocurre con el calor extremo, las bajas temperaturas también provocan una reacción de combustión que puede hacer que los alimentos sufran quemaduras.
Si el pollo se ha quemado por esta circunstancia, a simple vista se aprecia una gran cantidad de cristales de hielo, y la carne adopta un color marrón oscuro -debido a la reacción de oxidación en la que la mioglobina se transforma en metamioglobina-, se deshidrata y se daña la estructura. Al tacto, estas partes son más duras que la piel de alrededor y están ligeramente abultadas.
Realmente, estas quemaduras no hacen que el pollo no sea apto para su consumo, pero sí contribuyen a darle un sabor enrarecido.
Para evitar este efecto, es recomendable guardar el pollo en un envase hermético o cubrirlo por completo en film transparente evitando que haya oxígeno en el interior.
Color gris intenso
Revisar el color del pollo congelado es más difícil que cuando está fresco, ya que su aspecto se torna ligeramente gris o amarillo, como la grasa. Pero si ese color gris es fuerte e intenso, entonces hay que deshacerse de la pieza pues ya no es apta para el consumo.
Pollo cocinado en mal estado
Los rebozados, las especias o las salsas pueden enmascarar un pollo en mal estado, pero aun así hay diversas señales que pueden ponernos en alerta:
Olor a huevos podridos
Si el pollo, una vez cocinado, desprende un olor a huevos podridos, es que se encuentra en un estado muy avanzado de descomposición y, por tanto, hay que evitar a toda costa su consumo.
Cambios de color
Parte un trozo de carne y comprueba su color. Si en lugar de ser de un blanco uniforme tiene variaciones de color o directamente se ve gris, significa que ya no es seguro comerlo.
Sabor agrio
En algunos casos, la única forma de averiguar si el pollo está malo es por su sabor. Si al probarlo notas que está agrio, o que tiene un gusto raro, aunque tenga buena apariencia, no debes comerlo.
Con estos trucos, ya sabes identificar el buen o mal estado del pollo.
¿Y recuerda! Lo peor de comer pollo en mal estado es que puede tener consecuencias negativas para la salud, ya que cuando el pollo se echa a perder, puede desarrollar bacterias como la Salmonella o la Escherichia coli.
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