La Navidad en España lleva aparejada la celebración de un buen número de comidas familiares coincidiendo con las fiestas más importantes: Nochebuena, Natividad del Señor, Nochevieja, Año Nuevo y Reyes. En estas tradicionalmente copiosas comidas no pueden faltar una serie de postres navideños que han adquirido ya protagonismo por sí solos, por lo que su presencia en la mesa es inexcusable.
Lo cierto es que somos un país con una variedad de postres grandísima, que se consumen en las distintas fiestas del año entre las que tiene un lugar destacado la Navidad. Algunos de ellos son muy tradicionales y su consumo está generalizado en todo el territorio nacional, mientras que otros, originarios de una determinada región, solo se consumen, prácticamente, en ella.
Quien se atreva –y tenga tiempo y ganas- puede ponerse manos a la obra e intentar su elaboración, con lo que es seguro que lograréis apuntaros un tanto a vuestro favor mientras os alaban vuestra «buena mano» con los dulces. Muchos de ellos no entrañan gran dificultad, y sin embargo sus resultados son impecables. En la sección de recetas encontraréis infinidad de postres tradicionales. Pero si esta opción no os apetece o, simplemente, no tenéis tiempo, siempre tendréis la tienda de la esquina o el súper del barrio, donde se exponen ya desde primeros de noviembre, para que nadie diga que no se ha enterado y se le pase el plazo.
Entre los más conocidos tenemos que citar en primer lugar a la estrella de los postres navideños: el turrón, ese maravilloso producto legado de los árabes, consistente, básicamente, en una mezcla de miel, azúcar, almendras y clara de huevo, que hace las delicias de todos en sus distintas variantes: duro, blando, de yema, y últimamente de coco, trufa, chocolate, pistachos, etc. Existe una variedad aragonesa: el guirlache, que no es más que turrón caramelizado.
Además de exquisito, el turrón es un producto muy energético, rico en hidratos de carbono, grasas vegetales y proteínas.
Los mazapanes son otro clásico de la Navidad. Sus orígenes no están claros, pero eso importa poco a la hora de saborear esta delicia que consiste solo en almendras y azúcar machacados que, en algunos casos, van rellenos de cabello de ángel. Los más afamados son los de Toledo.
Otros que no pueden faltar son los polvorones que, además de buenos, sirven para gastar alguna broma por su pastosidad. Originarios de Andalucía, son pequeñas tortas que tienen como ingredientes manteca de cerdo, harina, almendras y azúcar. Los más populares son de los de Estepa.
Los roscos de vino también tienen que estar presentes en nuestra mesa. El vino dulce de Málaga le da un saborcillo sencillamente delicioso a este rosquito elaborado con harina, azúcar, aceite de oliva, frutos secos y aguardiente, entre otros ingredientes, que, como pasa con otros productos, tiene distintas variantes según la zona donde se produce.
Que no falten tampoco los alfajores, propios de la región murciana y andaluza, elaborados con almendras, nueces y miel.
El día de la festividad de Los Reyes Magos, la estrella es el clásico roscón. Este bollo de masa dulce, adornado con rodajas de fruta escarchada, es uno de los dulces navideños de mayor venta y consumo, lo que constituye el mejor regalo de Reyes para todos los pasteleros. Puede ir relleno de nata, trufa, chocolate, crema, etc. En su interior suele esconderse una figurita y un haba. El que encuentre el haba tiene que pagar el roscón, pero, la verdad, esto nunca ocurre. El éxito de este bollo ha sido total; parece ser que la idea se ha exportado a nuestro vecino Portugal y a otros países hispanoamericanos, además existen muchas alternativas para usar con sus sobras.
Estos son los dulces más típicos, pero existen otros muchos que también suelen hacer acto de presencia en las mesas de Navidad. Entre ellos podemos citar las peladillas, los mantecados, las hojaldrinas, los pestiños, las almendras garrapiñadas, la fruta escarchada… y otros muy típicos en determinadas regiones, como las casadielles en Asturias, las filloas en Galicia, la intxaursalsa en el País Vasco, etc. Si vas a trasladarte a alguna de estas regiones durante estas fechas, no dudes en probarlos. Y hazlo siempre bajo la protección del Seguro de Viajes MAPFRE, con modalidades muy completas diseñadas precisamente para trayectos de corto recorrido.
Y por si la cosa quedaba escasa, hemos adoptado algunos más de fuera, como los panettones italianos, los troncos de Navidad franceses, etc.
En fin, que hay mucho donde elegir según el gusto de cada cual. Eso sí, hay que tener mucho cuidado y consumirlos con moderación porque todos ellos son, prácticamente, auténticos bombazos de calorías – no hay más que mirar los ingredientes – y después vienen los remordimientos y las horas extras de gimnasio.
Pero, por otra parte, olvidemos por una vez las calorías, que haya alegría sobre todo, porque no todos los días son Navidad.