Tips para convertirte en un buen chef
Avada
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Los años de experiencia de MAPFRE en el sector nos avalan como fuente de información veraz y práctica, ayudándote en tus tareas diarias.
Si tu gran pasión es la cocina y tu sueño es convertirte en un aspirante de MasterChef, debes tener en cuenta esos pequeños detalles que te harán dar el salto de cocinero aficionado a chef de tu propia cocina. La limpieza de la zona de trabajo, el orden, el buen estado de los utensilios o la exactitud en la elaboración de la receta son algunos de los aspectos que deberás revisar para perfeccionar tu técnica.
Pero además, debes tener pasión por la cocina y disciplina. Tiene que gustarte manipular los productos, experimentar con ellos, trabajarlos. Cada plato lleva muchas horas de dedicación, en los que invertirás todas tus energías, y en los que te desarrollarás como artista, porque la cocina es como un lienzo en blanco donde el cocinero crea obras que implicarán a los cinco sentidos.
Además, debes contar con ciertas dotes para apreciar la riqueza de los productos de la tierra, sus matices y sabores.
Para convertirte en un buen chef, no dejes de probar cosas nuevas. Mantener intacta la receta de la abuela está muy bien, pero una de las cosas más divertidas de la cocina es la de inventar cosas nuevas sin miedo a equivocarse. Hasta los mejores chefs tienen en su haber garrafales desastres culinarios que, aunque no han trascendido, les han servido para dar en el clavo con el camino final que tomaría su receta.
Conocimientos básicos para ser un buen chef
Existen una serie de conocimientos que debes dominar antes de emprender la tarea de convertirte en un buen chef.
Serán el punto de partida desde el que dar los primeros pasos, y poco a poco, la experiencia y las lecturas temáticas completarán el bagaje culinario y gastronómico que irás adquiriendo.
Familiarízate con los términos más comunes. Aprende la diferencia entre el corte en chiffonade o en juliana; el amasado francés o el tradicional; o calentar, cocinar al vapor y llevar a ebullición. El diccionario gastronómico es muy rico, y cada término engloba una serie de características particulares que no debemos confundir.
Utiliza los ingredientes correctos. Si vas a sustituir algún componente de una receta, que al menos sea porque sabes a la perfección el efecto que el nuevo sabor va a causar en la preparación. Entender los perfiles de sabor es crucial en estos casos. Conocer a qué saben los ingredientes te generará confianza y seguridad en la cocina y te permitirá experimentar con las recetas sin causar estropicios.
La zona de trabajo de un buen chef
Antes de ponerte a elaborar tus recetas, debes seguir una serie de consejos para hacer que tanto el espacio como los utensilios sean lo más eficientes posibles.
Mantén despejada la zona de trabajo. Tostadora, cafetera, freidora, botes, picadora… todos estos utensilios es mejor dejarlos guardados dentro de los muebles y dejar la zona de trabajo libre de obstáculos. De esta manera, evitaremos tener que elaborar los platos en el rincón que nos quede libre.
Además, la encimera debe estar siempre limpia. Si hemos pelado unas patatas, es conveniente recoger los restos antes de seguir con la receta para que no se mezclen sabores. Las bayetas y estropajos son un nido de gérmenes y bacterias, por lo que deberás renovarlas con asiduidad.
Que no falte luz. Las lámparas del techo suelen ser insuficientes para elaborar recetas minuciosas o para decorar los platos con esmero, además crean el efecto de proyectar tu propia sombra sobre la zona de trabajo. Si no dispones de otras luces, una buena solución es añadir tiras de leds bajo los armarios.
Lo que no deben faltar en la cocina de un buen chef
Estos utensilios te permitirán preparar con precisión y comodidad casi todas las recetas que te plantees. Son los básicos de cocina, imprescindibles para llevar la tarea a buen puerto. Además, dado el uso que vas a hacer de tu cocina, es muy necesario que cuentes con un buen seguro de hogar. Si buscas la mayor garantía y las mejores coberturas, el Seguro de Hogar MAPFRE cumple con todas tus expectativas, ofreciendo productos que se adaptan a cada tipo de cliente.
- Cuchillos. No necesitas un gran arsenal de cuchillo, pero los que tengas deben estar bien afilados, ser duraderos y que se adapten bien al tamaño de tus manos. En general, te será de utilidad tener un cuchillo largo y dentado para el pan, un carnicero, uno para filetes, otro para deshuesar y el de cocina.
- Tabla y afilador. Un mal corte en los ingredientes puede echar al traste con el resultado de la receta, cambiando, incluso, el sabor final. Por eso, conviene tener una piedra para afilar con al menos dos lados rugosos. Las tablas, cuanto más simples mejor: sintéticas y planas.
- Tenazas. Que sean lo más resistentes posibles y de metal.
- Pelador. Con él conseguirás apurar más la verdura, además de hacer el proceso de pelado más rápido y limpio. Los más idóneos son los que cuenta con una hoja reemplazable.
- Rallador de caja. Aunque cualquiera puede servir, el de caja es el más cómodo. Posee cuatro lados con cuatro tipos de rallados, de los cuales dos suelen ser algo más grandes.
- Espátula. Las de goma, además de ser resistentes al calor, son las que mejor encajan en superficies de formas extrañas, con lo que conseguirás apurar todo el contenido.
- Termómetro de cocina. Será la mejor manera de cocinar a la temperatura óptima, lo que influye de forma directa en el buen resultado de la receta.
- Cucharas medidoras. Una excelente opción para calcular con precisión cantidades pequeñas. Las metálicas son más resistentes y evitan la tendencia a acumular sabores.
- Peso de cocina. Para las grandes cantidades o las recetas de postres, estos pesos son mucho más precisos que calcular las cantidades en volumen.
La importancia de una buena materia prima
La elección de la materia prima es esencial para conseguir un plato de diez. De nada sirve aplicar las mejores técnicas o cocinar casi como un profesional si la base de todo es de segunda calidad. En el supermercado hay que elegir siempre los productos más frescos y de primera calidad, que serán lo que den el auténtico sabor a nuestros platos.
El aceite de oliva virgen extra resiste mejor las temperaturas elevadas y el paso del tiempo. Además, es más sano y es mucho más sabroso, lo que dará un toque especial a los platos. Pero no es el único, existen diversas variedades (hojiblanca, picual, arbequina, cornicabra…) cuyo uso dependerá del tipo de receta que estemos preparando. No es lo mismo usarlo para cocinar, que para aliñar una ensalada, o para freír, por ejemplo.
En cuanto al vinagre, recuerda que cuentas con más opciones que el clásico de vino blanco. Al popular de Módena, hay que sumar otros mucho más originales: de frambuesa, vino tinto, naranja, de Jerez… Experimenta con cada uno de ellos y verás cómo pueden modificar por completo el resultado de una elaboración.
Ahorrar en la sal no tiene sentido. Incluso la mejor del mercado tendrá un coste mínimo en comparación con los resultados que puedes obtener usándola. Lo ideal es tener de varios tipos para cada elaboración. Las especias también son clave, y en una buena cocina nunca hay suficientes.
Planta tu pequeño huerto con hierbabuena, albahaca, romero, perejil, etc. Bastará con que pongas unas macetas en una zona soleada y tendrás tu suministro de hierbas aromáticas totalmente frescas.
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