Tarta de la abuela

La elaboración de esta tarta es muy sencilla y podrás hacerla de manera muy rápida, siempre que quieras sorprender a tus invitados con un postre muy, pero que muy especial. El primer paso deberá comenzar la noche anterior al momento en el que quieras consumir la tarta. Para que todos los ingredientes puedan aportar al postre su sabor y hacerlo más intenso, deberás hervir la leche con las ramas de canela y la piel de limón. Este proceso ayuda a infusionar los ingredientes para lograr que la leche con la que vas a realizar el postre se llene de matices y aromas. Deja reposar la mezcla durante toda la noche.

A la mañana siguiente, deberás deshacer el azúcar. Para ello necesitarás un cazo en el que deberás añadir los 200 gramos de azúcar y un poco de leche especiada (la que se ha preparado la noche anterior). Cuando el azúcar esté disuelto, añade la maicena y las yemas de huevo sin dejar de revolver para que no se formen grumos.

A continuación, coloca el cazo y ve añadiendo leche poco a poco hasta que esta hierva y la mezcla comiencen a espesar. Recuerda remover de manera continua para evitar que la mezcla se pegue. Una vez realizado este procedimiento, retira el cazo del fuego y reserva cubriéndolo con un poco de papel trasparente.

Tras ello, deberás empapar las galletas en leche. Coloca la suficiente en un recipiente amplio e introduce en su interior la primera capa de galletas. Debes tener cuidado de que las galletas se empapen lo justo ya que si las dejas mucho tiempo se romperán.

Esparce sobre la capa de galletas con una cuchara una capa de la crema pastelera que has dejado reposando. Colocada esta capa, pon dos más de galletas ligeramente humedecidas en leche. Para que la tarta adquiera consistencia, introdúcela en el frigorífico.

Mientras la crema pastelera y las galletas ya montadas se encuentran en la nevera, llega el momento de preparar la cobertura de chocolate de tu tarta. Para elaborarla, necesitarás un cazo en el que deberás colocar nata y chocolate. El fuego debe ser suave para evitar que se pegue y conseguir que el chocolate se derrita correctamente. Transcurridos unos minutos, deberás retirar la mezcla del fuego y añadir la mantequilla removiendo para que esta se funda y se homogenice con el resto de los ingredientes.

A continuación y una vez elaborada la cobertura apártala para que pueda templarse un poco. Cuando ya esté casi fría, saca el molde con la tarta del frigorífico y añádele la cobertura de chocolate. Una vez realizada esta acción, toca esperar para que todos los ingredientes adquieran consistencia. Introduce de nuevo el molde en la nevera y deja reposar durante al menos dos horas. Cuantas más horas dejes el molde en el frigorífico será mejor.

Cuando quieras consumirla, tan solo deberás sacarla de la nevera, cortarla en trozos, servirla y disfrutar de esta receta, que además de estar deliciosa, es muy sencilla y no tiene ninguna complicación.