Características
Ingredientes
- 1 kg mejillones
- 4 dientes ajo
- 1 cda aceite de oliva
- 1 medio limón
- 1 cdita pimienta en grano
Elaboración
Elaboración paso a paso
- Lo primero que deberás hacer para realizar esta receta es limpiar los mejillones. En este punto te puedes decantar por hacerlo tú mismo, lo que te llevará un poco de trabajo o comprarlos ya limpios. Si vas a decantarte por limpiarlos usa un cuchillo afilado y retira los filamentos verdes que salen del interior del molusco. Una vez eliminados todos, usa un estropajo de acero y elimina todas las impurezas que puedas encontrar en la concha.
- Tanto si se trata de mejillones limpios como si los has limpiado en casa, colócalos bajo el chorro de agua fría y déjalos en un escurridor para que eliminen el exceso de agua. Comprueba el estado de estos y retira aquellos que estén abiertos. Estos no son aptos para el consumo, ya que cuando la concha no se cierra es debido a que el molusco está muerto
- Tras limpiar los mejillones toca cocinarlos. Una vez que estén limpios colócalos en una olla o cazuela que cuente con tapa. Tras ello corta el medio limón y con esta parte realiza 4 o 6 porciones.
- Pela los ajos y aplástalos ayudándote con la presión de la hoja de un cuchillo. También puedes realizar esta operación con el mazo del mortero. No es necesario que queden machacados por completo, tan solo que se rompan un poco para extraer el sabor durante la cocción.
- Añade el limón, los ajos y los granos de pimienta negra a la olla en la que se encuentran los mejillones. A continuación, rocía todos los ingredientes con un chorrito de aceite de oliva para darle más sabor y tapa la olla.
- Con la olla ya tapada enciende el fuego y colócalo a temperatura alta. Deja que el vapor vaya haciendo su trabajo y comprueba de vez en cuando cuál es el estado de estos. Sabrás que están cocinados cuando todos o prácticamente todos estén abiertos. El tiempo decocción variará dependiendo del tamaño de los moluscos, pero este se suele situar entre los seis y los diez minutos.
- Trascurrido este tiempo comprueba que están abiertos y que presentan un color anaranjado. A continuación, apártalos del fuego y ya estarán listos. Ahora solo queda disfrutarlos. Puedes degustarlos nada más cocinarlos o puedes cocinarlos con antelación para consumirlos al día siguiente. Recuerda que para mantenerlos deben encontrarse en el frigorífico y que necesitarán un golpe de calor de uno o dos minutos en la olla antes de consumirse para que suelten de nuevo el jugo.