Sopa castellana

Lo primero que habrá que hacer es pelar y laminar los ajos, no es necesario cortarlos demasiado finos, ya que en realidad el ajo será el que se encargue de darle olor y emulsionar con el agua, y el aceite para darle ese sabor tan especial a la sopa. Los dejaremos reservados.

En una cazuela grande, calentaremos un chorrito de aceite y colocaremos el ajo que habíamos reservado dejando que se dore, sin quemarlos, y añadiendo también el jamón serrano que habremos cortado o comprado directamente en taquitos. Lo movemos todo bien con una cuchara de madera para que liguen bien todos los sabores.

Cuando los ajos se hayan tostado, le añadiremos las rebanadas de pan duro y continuaremos moviéndolo. Retiraremos la cazuela del fuego y le añadiremos el pimentón dulce. Si lo hiciéramos con la cazuela en el fuego, el pimentón podría quemarse y dejar un sabor amargo en la sopa.

Lo moveremos todo bien y colocaremos la cazuela de nuevo en el fuego. Este siempre debe estar al mínimo ya que el proceso de cocción debe ser lento. Lo rehogamos todo un par de minutos y sin dejar de mover le añadiremos el caldo de carne. También puede hacerse solo con agua. Dejamos que cueza unos 20 minutos sin mover.

Pasado ese tiempo añadiremos el resto del pan y dejaremos que flote en la sopa para que poco a poco se vaya empapando de la sopa y ablandándose. Lo salpimentamos al gusto y rompemos los huevos para echarlos en la sopa. Dejamos que se cuajen un par de minutos y servimos muy caliente en cazuelitas de barro. La sopa castellana con recuerdo a la cocina de nuestras abuelas estará lista.