La procedencia de la tierra, el origen de la materia prima o el proceso de curación es similar en vinos y quesos, lo que hace que el maridaje de vinos y quesos sean la mezcla perfecta. Pero, ¿qué es el maridaje?
Según el diccionario RAE es la «unión, analogía o conformidad con que algunas cosas se enlazan o corresponden entre sí». Aplicado a los vinos y quesos, es la unión de ambos, que constituye una de las mejores combinaciones gastronómicas que se pueden dar, ya que ambos productos forman un dúo perfecto para el paladar difícilmente superable por cualquier otro tipo de combinación.
Maridaje de vinos y quesos
A pesar de sus similitudes, sendos productos tienen sus propias características que deben ser tenidas en cuenta para lograr un buen maridaje de vinos y quesos. Hay que buscar el equilibrio que logre armonizar de una manera general un vino con la mayoría de los quesos y en esta empresa entra decididamente el gusto personal, y ya se sabe lo que dice el viejo refrán: sobre gustos no hay nada escrito.
No existe, por tanto, ningún criterio imperativo respecto a conseguir un perfecto maridaje de vinos y quesos. Todo se reduce, en definitiva, a una cuestión de gustos. La experimentación con distintos tipos de vino y de quesos, sin cerrase a ninguna posibilidad, es la mejor sugerencia o consejo que se le puede hacer a quien desee adentrarse en el complejo y emocionante mundo del maridaje.
Sin embargo, el maridaje de vinos y quesos puede convertirse en una empresa arriesgada, debido a las particularidades de cada uno de estos productos. Para no errar el camino conviene tener en cuenta algunos consejos básicos, producto de la experiencia de muchos expertos que ya han recorrido ese itinerario anteriormente.
Cómo acertar con el maridaje de vinos y quesos
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de maridar vinos y quesos es la valoración del equilibrio de la combinación en su conjunto, de manera que ambos productos se complementen y se potencien el uno al otro, tratando de evitar –para que la unión sea satisfactoria- que una de las partes eclipse a la otra. No se debe elegir un queso cuya intensidad de sabor sea superior a la del vino. A la hora de buscar este equilibrio entre sabores es aconsejable regirse principalmente por dos criterios: asociación o contraste.
- Asociación: suele ser más fácil de aplicar exitosamente. Se puede comenzar, por ejemplo, combinando vinos blancos, rosados y tintos jóvenes y afrutados con quesos frescos, cremosos y ligeros Y, progresivamente, ir pasando a quesos más curados y con sabores más potentes, que se maridarán con un vino con mayor tiempo de crianza y más cuerpo.
- Contraste: si se aplica este criterio, se pueden combinar quesos muy grasos y con alto contenido en sal, con vinos olorosos, amontillados, etc., que proporcionarán un contrapunto dulce y aportarán una cantidad de alcohol adecuada para neutralizar las grasas del queso.
Como norma general, hay que tener en cuenta que cuanto más fuerte es el queso, más dulce y potente debe ser el vino. Por el contrario, un queso más suave y fresco requiere un vino más ligero.
Tipos de vinos y quesos para un buen maridaje
Existen infinidad de quesos distintos con una personalidad marcada por la influencia de la tierra en la que se producen, elaborados a partir de leche de vaca, de oveja y de cabra, que ha sido procesada en forma cruda o pasteurizada. Todos ellos tienen distintas características. En cuanto al grado de curación, hay quesos frescos, semicurados, curados y viejos. Respecto a la textura: blando, cremoso, tierno, duro. Y, en cuanto al sabor: suave, medio y fuerte.
Lo mismo ocurre con los vinos. Existe una clasificación compleja, pero en resumen se pueden dividir por su color en tinto, blanco, rosado y clarete; y por la edad, en joven, crianza, reserva y gran reserva.
Ambos productos tienen en común que sufren procesos de fermentación y adquieren más personalidad cuanto más tiempo pasan en su periodo de curación o envejecimiento.
Un punto importante a considerar es la procedencia de ambos productos. Está demostrado que los vinos y los quesos que proceden de una misma tierra maridan bien entre sí. Ello obedece a que los pastos con los que se alimenta el ganado del que se obtiene la leche y las cepas de las que proviene el vino están condicionados por las características de la tierra y el clima de la región, a lo que también hay que añadir, que los procesos de elaboración de ambos alimentos se realizan al gusto tradicional y típico de las gentes del lugar.
Una buena forma de adentrarse en este mundo es mediante la visita a bodegas en las que se ofrece cata de vinos y quesos, momento en el que se cuenta con la visión de un experto que podrá asesorarnos sobre las características de este universo del sabor. Para aprovechar al máximo la experiencia, el Seguro de Viajes MAPFRE te ofrece una póliza adaptada a la medida de tus necesidades con la que disfrutar de grandes ventajas, como una amplia asistencia médica.
Proceso de degustación
El proceso de degustación que se suele seguir habitualmente consta de dos fases o momentos:
- Se inicia la cata probando el queso elegido, se mastica, se saborea, se traga, y entonces se puede comenzar a saborear el vino.
- A continuación, se repiten estos mismos pasos, pero a la inversa: primero se cata el vino y, a continuación, el queso.
De esta manera se podrá distinguir perfectamente la personalidad de cada uno, ya que ambos productos son igualmente importantes y merecedores de la misma consideración.