El exterior de la vivienda está expuesto a la suciedad, las inclemencias meteorológicas y los cambios de temperatura, lo que termina por deteriorar el estado de la fachada. Para renovarla, es conveniente pintarla de forma periódica usando la pintura adecuada, así como realizar un tratamiento de preparación previo. No es una tarea complicada. A continuación, te contamos cómo pintar la fachada de tu casa.

¿Qué pintura elegir?

Las pinturas más adecuadas para fachadas y muros de exterior son aquellas que protegen de humedades, filtraciones y fugas de agua. Se pueden usar de varios tipos:

  • Acrílicas: debido a la facilidad de aplicación son las más usadas. Hay diferentes versiones en función de su resistencia a la intemperie. Según la versión, puede tener una duración de entre 1 hasta 8 años.
  • Hidropliolite: presentan una alta adherencia. Esta cualidad hace que no necesiten imprimación previa y que sea la mejor opción en casos de fachadas muy deterioradas o arenosas. Ofrecen hasta 12 años de duración. Apta para climas secos.
  • Siloxan: ideales para climas muy húmedos, ya que repelen en agua y tienen propiedades antimoho. Ofrecen hasta 15 años de duración.

Preparación de la superficie

Pintar directamente es un error. Puede haber humedades, desconchones y otros desperfectos en la superficie que aceleren el deterioro de la nueva pintura. Para que el acabado sea más profesional realiza lo siguiente:

  • Analiza el estado del muro y de la pintura anterior.
  • Limpia la fachada de polvo y restos de suciedad usando agua a presión con una manguera.
  • Si hay moho, aplica un limpiador específico. En este enlace te contamos cómo terminar con el moho y los hongos que pueden aparecer en la fachada.
  • Si hay desconchones o zonas en las que la pintura anterior no tiene adherencia, debes raspar para eliminar los restos por completo y aplicar mortero para nivelar la superficie. No extiendas la nueva pintura hasta que el mortero se haya secado completamente.

Cómo pintar la fachada, paso a paso

Fuente: https://bit.ly/3rsjMWf

Una vez que la superficie está limpia y restaurada es el momento de pintar. Necesitarás los siguientes materiales y herramientas:

  • Rodillo de 60 mm de diámetro, con acolchado interior y tejido poliamida de pelo largo. Cuanto más rugosa sea la fachada, más largo debe ser el pelo.
  • Brocha prensada para las esquinas y zonas menos accesibles.
  • Alargador extensible para llegar a las zonas más alejadas.
  • Cubeta para verter la pintura y cargar el rodillo.
  • Un palo para remover la pintura.
  • Plásticos para proteger el suelo.

Evita pintar la fachada cuando llueva o haga viento fuerte. Además, la temperatura debe estar entre los 5 y 35°.

Paso 1: la imprimación

Aplica una capa de imprimación para fachadas con ayuda del rodillo. La imprimación es una sustancia que se extiende sobre la superficie para:

  • Conseguir que la pintura se adhiera mejor.
  • Lograr un acabado más homogéneo.
  • Optimizar el rendimiento de la pintura (ya que no habrá que aplicar tantas capas)
  • Reforzar la superficie frente a la corrosión.

Paso 2: aplicar la primera capa

Diluye la pintura en agua -si así lo especifica el fabricante- y remueve. Vierte un poco en la cubeta, moja el rodillo y aplica sobre la fachada. Hazlo en todos los sentidos para que no se noten los trazos.

Paso 3: aplicar la segunda capa

Cuando se haya secado (pasadas unas 4 horas), extiende una segunda mano de pintura. Así te aseguras de que el resultado sea más homogéneo y aumente la protección.

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