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Tips para elegir un cuadro con estilo

Varios cuadros con láminas de figuras geométricas apoyados en el suelo y una butaca turquesa
7 Min de lectura
Los cuadros no son simples elementos más para adornar paredes, son la clave para reforzar y dar coherencia al estilo decorativo que impere en la estancia. Una mala elección puede arruinar el efecto buscado y romper la armonía estética.
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Saber cómo elegir el cuadro que mejor encaje en nuestra decoración no es fácil. Se trata de saber conjugar sus colores y su estilo -sin perder de vista el diseño del marco- para que capte toda la atención. Una decisión equivocada puede dar al traste con todo el empeño que hayamos puesto en decorar una determinada estancia. Por eso, es importante tener en cuenta ciertas claves para elegir el tipo de cuadro perfecto.

Aunque, todo sea dicho, no existe una teoría basada en fundamentos objetivos al respecto, pero la experiencia y el buen gusto ayudarán a tomar la decisión más acertada.

Cómo elegir un cuadro

  • Reforzar el estilo decorativo

El principio más básico es que el cuadro debe ser un elemento integrado con el resto de la decoración, pero con cierto protagonismo. No hay que considerarlo como un complemento adicional. Tanto el marco como la lámina tienen que ser parte de un todo. Si colocamos un cuadro abstracto y moderno en una habitación shabby chic, el lienzo llamará muchísimo la atención, pero no en el sentido que esperamos. Si al entrar en la estancia, los ojos se van irremediablemente al lienzo, pero no transmite una sensación de armonía, es que algo falla.

  • Según nuestra personalidad

Hay imágenes que van como anillo al dedo con la decoración del entorno, pero cuando las miramos no nos producen ningún sentimiento. Esto se debe a que en la elección del mismo no hemos tenido en cuenta nuestros gustos y personalidad. El mundo del arte en la pared, bien a través de láminas, lienzos, pinturas al óleo, fotos, etc., es muy amplio, y no hay que conformarse con lo primero que encontremos. Hay que elegir imágenes que transmitan algo, que evoquen momentos positivos de nuestra vida. Imágenes que, al fin y al cabo, sean una prolongación de nuestras circunstancias, nuestros gustos y nuestra forma de ver la vida.

  • Sin caer en los excesos

El miedo a las paredes vacías y la tendencia a llenar las habitaciones de cuadros y otros adornos reduce, de forma considerable, la belleza y el protagonismo de las imágenes elegidas. Si no hay focos de atención, ésta se disipa. La ausencia de áreas definidas hace que los cuadros aparezcan como un conjunto y no se repare en ninguno de ellos. Al final, lo que se consigue con el exceso de cuadros es que la casa parezca una galería de arte, salvando las distancias.

Elegir un cuadro en base al color

Elegir un cuadro por sus colores es la forma más sencilla de acertar con el resultado final. La clave está en discernir cuáles son los dos colores predominantes de la estancia y buscar un lienzo que los contenga. No hace falta que sean exactamente los mismos, pero sí que sean del mismo matiz.

Si el blanco es el color dominante, cualquier tono encajará. La gama de pasteles crea un efecto suave y armónico, mientras que los colores vibrantes y las formas geométricas dan como resultado un contraste llamativo que llenará de energía la sala.

Cómo elegir la ubicación perfecta

Antes de adquirir un cuadro, conviene estudiar cuál será su ubicación y si va a estar sólo o acompañado de otra serie de cuadros. La pregunta que hay que hacerse es: “¿Qué pared necesita un cuadro? ¿Y por qué?”.

  • Para potenciar el centro visual de la sala, los cuadros amplios son la mejor opción. Eso sí, evitando que tenga competencia demasiado cerca. Las composiciones de cuadros también ayudan a conseguir este efecto, pero cuidado, porque reducen ópticamente las dimensiones de la habitación.
  • Conviene analizar también cuál es el efecto buscado: serenidad, alegría, profundidad, aumentar visualmente la estancia, etc. Por ejemplo, si queremos disimular un techo alto, optaremos por una hilera vertical de cuadros.

La importancia del marco

El marco –o la ausencia de él- representa el cincuenta por ciento del cuadro. Su diseño, tamaño o color es tan relevante como la lámina en sí, por lo que también hay que prestarle la atención merecida. Además, debe estar en concordancia con la imagen o el diseño del cuadro, manteniendo el mismo estilo, como si fuera una prolongación del mismo.

  • Según el color

Las apuestas seguras son el negro y la madera, pero existe un amplio abanico de posibilidades que ayudará a enriquecer la obra. Si en el lienzo abunda la paleta de los pálidos, los marcos con color harán que la pintura adquiera cierto relieve. Si, por el contrario, está elaborado con colores vivos o la obra de por sí tiene mucho protagonismo, la ausencia de un marco evitará distracciones.

  • Según el material

La madera y el aluminio, aparte de ser los más habituales, son también los más versátiles gracias a la condición neutral de sus colores. La madera será perfecta para crear ambientes más cálidos, mientras que el metal está indicado para decoraciones de tipo industrial.

  • Según el grosor

Para un ambiente clásico y tradicional, los marcos grandes, robustos y recargados son los más idóneos. Mientras que en contextos más modernos, impera el uso de diseños finos, discretos y sencillos, incluso en algunos casos puede optarse por la ausencia de marco.

  • Paspartú, ¿sí o no?

Si lo que se quiere es focalizar y dar protagonismo al cuadro, el paspartú será un gran aliado. Este elemento potencia la expresividad de la obra y enfatiza sus detalles, por lo que su uso dependerá del diseño y tipo de pintura. En acuarelas, serigrafías o dibujos, es un accesorio imprescindible.

Cómo colgar el cuadro

Una vez elegido el cuadro que más se adapta a la decoración, llega el momento de exponerlo. Apoyado sobre un mueble ayuda a focalizar en él todas las atenciones. Además, ahorra la molestia de tener que hacer agujeros en la pared.

Si recurres al método tradicional, cuélgalo en la pared de manera que el centro del mismo quede a la altura de los ojos. Para hacer composiciones, la forma clásica es la simétrica, en la que los cuadros son iguales y están colocados con un efecto espejo a partir de un eje central imaginario. La versión más actual es la mezcla, en la que se combinan diferentes formas y tamaños. Para que quede bien, el espacio entre todos los cuadros deberá tener la misma medida.

Si necesitas ayuda para colgar tus cuadros, con el servicio de bricolaje del Seguro de Hogar MAPFRE tendrás la asistencia necesaria.

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Publicado por Blog Hogar MAPFRE
- 21 Sep, 2021

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