Los cuadros son un elemento imprescindible en la decoración del hogar: añaden personalidad y reflejan emociones en cada uno de los espacios. El salón, la cocina, el dormitorio, la habitación infantil, el pasillo o el baño son lugares propicios para lucir con acierto una obra pictórica.
No importa si eres fan de los diseños de los cuadros de estilo nórdico, si te decantas más por el pop art o eres fan de las joyas de auténticos maestros como Picasso. El cuadro que elijas para decorar cada rincón de tu casa va a hablar de ti, pero para no convertir las paredes en museos de arte y dar en el clavo con la pieza elegida, te damos algunas claves para elegir tu decoración de pared con acierto.
Cuadros de estilo nórdico
Una de las corrientes más populares en lo que a decoración de pared se refiere es el estilo nórdico. Láminas y dibujos que retratan animales, plantas, flores, nubes, cactus, piñas y un sinfín de objetos con acabados en blanco y negro o en colores pastel para un aspecto muy cute.
Los mensajes bonitistas escritos con tipografía lettering son un plus de este estilo, con frases que se proponen alegrar el día a día y demostrar que con buen talante todo se puede. Y si no quieres rendirte a una misma letanía, siempre puedes cambiarla. Los letter board, las pizarras o las cajas de luz con letras son una buena idea para conseguirlo.
Los cuadros de hiloramas, string art o de la técnica de tensar hilos, además de ser muy entretenidos, permiten decorar espacios con el encanto de un producto cien por cien handmade. Elige figuras sencillas sobre un fondo de madera.
Cuadro boho chic
Plumas, flechas y atrapasueños en blanco y negro son los dibujos por excelencia en este tipo de cuadros.
Pero si quieres rendirte al color, aquí todo es posible. Los más vivos tonos conviven en dibujos étnicos, líneas geométricas, y láminas sencillas que retratan un palmito, una monstera tropical, unas flores silvestres o la fauna más salvaje.
Los cuadros con letras o dibujos lineales en dorado sobre fondo blanco o negro ayudan a reforzar ese aire chic que equilibra la balanza entre lo étnico, hippie y moderno.
Las texturas en este tipo de decoración juegan a nuestro favor. Elige cuadros pintados sobre tablas de palé que retraten rostros influyentes de otras culturas; una vista cenital de un cráneo de búfalo adornado con flores de colores; o mapas del mundo en detalle o silueteados en negro.
Los kakemonos o tapices decorativos con pinturas a todo color de plantas o serigrafías amerindias; o los que están realizados con cuerdas e hilos siguiendo la técnica del macramé son otro gran acierto.
Cuadros de estilo industrial
El estilo industrial o urbano se basa en la arquitectura típica de la industria y cimenta su atractivo en la desnudez de sus estructuras y materiales. Es frío y sin pretensiones y ahí es donde radica su belleza.
Los cuadros elegidos para estos ambientes deben poseer las mismas características, y aquí es donde entran en juego un sin fin de posibilidades. Desde señales urbanas, hasta letras -muchas letras-, composiciones sobre madera realizadas con metal y acero, bloques de hormigón o cemento serigrafiados… y siempre en tonos oscuros entre los que el gris, el marrón y el azul son los protagonistas.
Como adelantábamos, los cuadros de estilo industrial no se reducen a lienzos y láminas, sino que adquieren volumen y texturas para crear obras únicas y con gran personalidad: tuberías sobre madera, botellas de vidrio clavadas sobre una tabla, metales grabados y envejecidos, etc.
Cuadros abstractos
El éxito decorativo de este tipo de cuadros encajan a la perfección en cualquier tipo de ambientes. Estilos como el minimalista, art dèco, industrial, escandinavo, moderno, rústico, pop, retro, etc., son marcos perfectos para el arte abstracto.
Puedes elegir réplicas de piezas que sean auténticas joyas de los grandes maestros de corrientes como el cubismo, expresionismo, impresionismo, fovismo, modernismo, o dadaísmo, entre otras. O decantarte por aquellos cuadros cuyas formas y colores te transmitan algo aunque su autor sea desconocido.
Si te animas, haz tu propio lienzo. Esta es una buena forma de acoplar los colores que queramos a la decoración de nuestras paredes. Si has pintado el aparador de azul, usa el sobrante de esa pintura para dar brochazos con más o menos soltura en un lienzo. No busques la perfección pues perdería todo su encanto.
Cómo colocar los cuadros
Las posibilidades en cuanto a decoración de paredes con cuadros y láminas son tan amplias como estilos y gustos existen. La clave está en acertar con el resultado que queremos crear y en disponer las obras con mesura, ya que si llenamos una pared de cuadros podemos caer en el error de restarles fuerza y protagonismo.
En estos casos, menos es más, y optar por una sola obra coronando un rincón de la estancia hace que todas las miradas converjan en ella. Recuerda que si necesitas ayuda para colgarlos, el Seguro de Hogar MAPFRE, además de contar con las mejores coberturas del mercado para proteger tu vivienda, dispone de un servicio de bricolaje para ayudarte en este tipo de tareas.