Celos entre hermanos, ¿se pueden evitar?
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Si hay algo más maravilloso que ser padre es darle un hermano al primero y disfrutar con el amor fraternal entre ambos. Todo muy bonito… hasta que aparecen los primeros celos entre hermanos: discusiones, competiciones, peleas, lloros… ¿Te suena? Pues en realidad es una situación muy normal y, lo mejor de todo, se puede evitar.
Celos entre hermanos, ¿por qué aparecen?
Un hermano es una de las personas más importantes que tendrá nuestro hijo en su vida: le acompaña desde el nacimiento y seguirá a su lado siempre. Ese vínculo que se crea entre ambos, el amor fraternal, no lo podrán tener con nadie más. Juntos aprenderán que no están solos, que el amor de mamá y papá no es exclusivo. Un hermano ayuda a interaccionar por primera vez con el mundo social y a respetar a los demás. Es tan importante su figura que la relación que mantengan en la infancia marcará sus futuras relaciones sociales con otros en el futuro.
Sin embargo, a pesar de todo lo bueno que aporta un hermano, en los primero años es difícil comprenderlo. Lo único que ve el hermano mayor es que sus padres ya no están con él a tiempo completo, y surgen los celos. Pero no hay que verlo como algo negativo, sino un proceso normal en su desarrollo. Al fin y al cabo, el primer hijo está acostumbrado a recibir atención plena. Con la llegada de un hermano, las personas que más le quieren y le guían tienen que restar parte de su tiempo para dedicarlo al recién llegado. En este contexto, los celos entre hermanos pueden entenderse como algo normal.
Es entonces cuando el primogénito puede mostrar ciertas actitudes, como un aparente retroceso en su desarrollo (vuelve a hacerse pis, reclama ir en brazos…) o incluso cierta agresividad hacia su nuevo hermano o hacia sus padres. Aunque este tipo de situaciones puedan desbordarnos, debemos ser compresivos y respetar los nuevos sentimientos encontrados que experimenta el hermano mayor.
También aparecen las competiciones: si se está sirviendo helado, «él tiene más»; si se está jugando con uno, «conmigo no has hecho eso»; si se mece al bebé antes de dormir: «¿y yo qué?». Y del intercambio verbal se pasa, a medida que crecen, a las peleas, en las que cada vez se pegan con más ganas. Ante esto, ¿cómo actuamos nosotros? ¿Estamos ayudando a solventar los problemas o reforzando la rivalidad entre ambos?
No hay que olvidar que los celos entre hermanos existen porque existimos nosotros, los padres. Su lucha es por hacerse con el preciado trofeo (nuestro amor) y con las peleas a veces consiguen que nos decantemos por uno u otro. De esta forma creen averiguar quién es el favorito. Esta competición puede ser unidireccional, más sutil o más abierta, depende de la edad.
Cómo acabar con los celos entre hermanos
- Ofrecer atención personalizada: cada hijo necesita su tiempo. No importa si nuestro ritmo de vida ajetreado nos impide dedicarles todo lo que nos gustaría. Basta con cinco minutos a solas con cada uno para jugar, hablar y estrechar lazos. Si se dispone de tiempo, no está de más elaborar planes individualizados, por ejemplo, pasar una tarde en el cine con el hermano mayor, solo mamá (o papá) y él, o dedicar un tiempo a enseñarle a montar en bici. Le hará sentir que aún cuenta con nuestra exclusividad, aunque a veces haya que repartirla con el nuevo hermano.
- Que cada hijo tenga su espacio: cada hijo es único y especial, y hay que tratarlo como tal. Una forma de hacerlo es destinar para cada uno su propio espacio, su refugio, su lugar dentro del hogar. No importa si es toda una habitación o solo una parte de la misma, lo importante es que la sienta como suya.
- Frenar el comportamiento agresivo: no hay que pasar por el alto ni un solo indicio de violencia y agresividad. Y cuando esto ocurra no .podemos responder con más agresividad. Más adelante te contamos cómo actuar en estos casos.
- No comparar: si el motivo de los celos entre hermanos es la rivalidad, es lógico pensar que las comparaciones entre ambos están totalmente desaconsejadas. Hay que evitar frases del tipo “A ver si aprendes de tu hermano que ya sabe ponerse la ropa” o “tu hermano se porta mejor que tú”. Tampoco hay que hacerlo cuando hablemos de ellos a otras personas –y estén nuestros hijos delante-, algo que suele ser muy habitual. Por ejemplo, decir que uno de ellos es más simpático, más listo, más travieso o más gracioso que su hermano.
- Aprender a manejar nuestras emociones: el esfuerzo por acabar con los celos no deben partir solo de los pequeños de la casa. Los adultos también tenemos que trabajar nuestras emociones. Si actuamos con nervios, seguramente estaremos contribuyendo a avivar esa rivalidad.
- Dar buen ejemplo: si nuestros hijos ven que entre nosotros nos hablamos con insultos o agresividad, la moraleja que sacarán es que la violencia es correcta y está permitida, además de causar en ellos inseguridad, tristeza y falta de autoestima.
Cómo actuar ante las peleas
Nuestra respuesta es fundamental para acabar con los celos y la rivalidad. Por ello, lo que nunca debemos hacer es buscar al culpable o tomar partido (lo que popularmente se llama «echar leña al fuego»). No solo no sirve de nada, sino que genera injusticia, porque en el fondo nunca sabremos exactamente qué es lo que pasó. Tampoco hay que inhibir la agresividad sin más con un simple «daos un beso».
¿Cómo actuar entonces durante una pelea? Lo primero que tenemos que hacer es calmarnos nosotros, ya que este tipo de situaciones suelen desbordarnos y podemos responder con cierta agresividad, lo que echaría al traste con el mensaje que queremos transmitir a nuestros hijos. Después, debemos separar a los niños, física y emocionalmente, hablar con ellos, no como un juez, sino como un espectador que no trata de buscar culpables. Por último, les guiaremos para que cada uno asuma su parte de culpa.
Siguiendo estas pautas, conseguirás acabar poco a poco con los celos entre hermanos y crear un buen ambiente familiar. Y si lo que quieres es preocuparte solo de tu familia y olvidarte del resto de cosas que no tienen tanta importancia, tu Seguro de Hogar MAPFRE te ayudará a solucionar cualquier accidente doméstico, para que tú sigas dedicando tiempo a lo más importante.
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