Energía geotérmica en casa: qué es y cómo funciona
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A pesar de que la geotermia ha sido utilizada desde hace siglos, es una de las fuentes de energía renovable menos conocidas, pero no por ello está carente de un gran potencial. En la naturaleza, sus efectos son espectaculares. Buena muestra de ello es el volcán Etna en Sicilia en plena erupción, las aguas termales, o las fumarolas y géiseres.
Pero, al margen de la maravilla que supone presenciar uno de estos espectáculos de la naturaleza, la geotermia es una fuente de energía renovable que puede aplicarse en los hogares con múltiples beneficios.
¿Qué es la geotermia?
A diferencia de la inmensa mayoría de las fuentes de energía renovables que existen, la geotérmia no tiene su origen en la radiación del sol, sino que procede de la energía almacenada en forma de calor que existe debajo de la superficie terrestre, y que aprovecha de suelos, rocas, y aguas subterráneas.
Es, por tanto, un tesoro -prácticamente inagotable- que se almacena bajo nuestros pies que podemos y debemos aprovechar, ya que se trata de una energía limpia, renovable y altamente eficiente. Su aplicación abarca desde grandes edificios -hospitales, fábricas, etc.-, hasta viviendas e incluso inmuebles ya construidos.
Su uso en el mundo
El primer país europeo en hacer uso de la energía geotérmica fue Suecia, que recurrió a ella como consecuencia de la crisis del petróleo de 1979. En otros países como Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Holanda o Finlandia, es una energía muy conocida que lleva implantada desde hace décadas.
Salvando las zonas en las que existen volcanes, manantiales de aguas calientes o géiseres, en el resto del mundo la temperatura del subsuelo se mantiene estable entre los 7 y los 14 grados, gracias al núcleo incandescente de la Tierra que se encuentra a unos 6.300 kilómetros de profundidad. Esta circunstancia, junto a la enorme inercia térmica del subsuelo, es lo que nos brinda una fuente de calor a una temperatura constante tanto en invierno como en verano. Y esto es lo que nos permite calentar la casa en invierno y refrescarla en verano con un gasto energético mínimo.
¿Cómo funciona?
En los hogares, esta fuente de energía puede utilizarse para hacer funcionar la calefacción, proporcionar agua caliente, o refrigerar la casa. Pero, ¿cómo lo hace?
Para extraer ese calor de la tierra, se empieza enterrando a cierta profundidad una red de tubos captadores, que será por los que circule el fluido refrigerante (una solución de agua con glicol) que captará el calor del terreno. Así, gracias a una bomba de calor geotérmica, el fluido puede circular, o bien elevando la temperatura hasta los 25 o 26 grados en invierno, o dejando la temperatura como está en el subsuelo (unos 14 grados) en verano.
La red de tubos captadores puede ser de tres tipos:
- Red horizontal. Es la opción más económica, pero solo es factible si se dispone de espacio exterior suficiente, ya que suele ocupar un espacio de 1,5 veces la superficie habitable de la vivienda. En este caso, los tubos de polietileno se colocan sobre el terreno a unos 4 metros de profundidad. El rendimiento energético ronda los 20 y 30 W por metro cuadrado.
- Pozos verticales. Si no se cuenta con espacio exterior suficiente, esta es una buena alternativa. Se trata de una perforación del terreno de 30 a 150 metros de profundidad donde se insertan los tubos. Su rendimiento energético está entre los 20 y 70 W por metro lineal.
- Captaciones freáticas. En los casos en los que se dispone de un acuífero de agua subterránea abundante y en constante renovación, las captaciones freáticas son la opción más recomendable. En lugar del fluido que se usa en los casos anteriores, se utiliza el propio caudal de agua subterránea. Así, la bomba extrae la energía acumulada en el agua y después la devuelve al mismo acuífero. Para que este sistema sea posible, se realizan dos perforaciones: una para recoger el agua y otra para devolverla más fría o más caliente, según sea invierno o verano.
La instalación de energía geotérmica en el hogar
Para tener una casa con energía geotérmica se requiere realizar unas perforaciones en el suelo y habilitar dentro de la vivienda una pequeña sala de máquinas, cuyas dimensiones más habituales son de 1,5 metros cuadrados, aunque depende de la demanda.
Primero se realiza un estudio previo del terreno para averiguar cuál es la dureza del suelo (cuanto más duro, más difícil será realizar las perforaciones), y la temperatura del subsuelo. Por lo general, cualquier suelo es bueno, pero los rocosos son los que mejor mantienen el calor, mientras que los arcillosos necesitan de operaciones adicionales para hacerlos viables.
Los pozos se suelen colocar debajo de la vivienda a la que abastecen, para lo que se suelen aprovechar las excavaciones de los cimientos. Si la casa ya está levantada, se puede instalar, de forma superficial, una red horizontal.
Lo más habitual es hacer pozos verticales que, aunque tienen un mayor coste, son con los que se consigue una temperatura más constante. En general, se necesitan tantos metros de perforación subterránea como metros cuadrados de casa.
Los conductos de los pozos tienen forma de U, y pueden ser simples o dobles. Los primeros son más económicos, pero los segundos tienen más rendimiento, lo que significa que no hace falta colocarlos a tanta profundidad, con el consiguiente ahorro económico. Estos conductos forman un circuito cerrado por el que circula el líquido y, cuando pasa por el pozo, es cuando adquiere la temperatura estable del subsuelo y la lleva a la casa.
Cuando una casa tiene la opción de usar energía geotérmica, lo más recomendable es destinarla para climatizar la vivienda a través de un suelo radiante. Muchos de estos sistemas radiantes funcionan tanto con agua fría como caliente, lo que permite prescindir del aire acondicionado en verano.
¿Por qué es más recomendable usar la geotermia en suelos radiantes y no en calefacción? Porque para el primer caso, no es necesario que el agua alcance unas temperaturas tan altas como en la calefacción, lo que implica un considerable ahorro energético.
¿Compensa la geotermia?
Como cabe suponer, los costes iniciales que requiere la instalación, por la maquinaria que se usa y la profundidad de las perforaciones, son muy elevados, llegando a triplicar el coste de las instalaciones convencionales de gas natural o de gasoil. En la actualidad, requiere una inversión media de entre 15.000 y 30.000 euros, en función de la demanda energética de la casa y de las características del terreno.
No obstante, es una inversión que se puede amortizar en cinco o diez años y, si además se hace un mantenimiento correcto, puede llegar a durar hasta cincuenta años sin dar problemas. Además, una vez amortizada la inversión inicial, se pueden llegar a obtener unos ahorros de del 45 por ciento (si lo comparamos con el consumo de gas natural), o del 60 por ciento (con relación al gasoil).
No obstante, es aconsejable evaluar si merece la pena este tipo de energía, o recurrir a otra más económicas, como puede ser la solar.
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