España es uno de los países con más luz solar de Europa, lo que favorece el uso de paneles solares, una energía renovable y respetuosa con el medio ambiente que, aunque su inversión inicial es elevada, se puede amortizar en los primeros 7 a 10 años debido al importante ahorro que se obtiene en la factura mensual de la luz. Pero sus ventajas van mucho más allá, razón por la cual cada vez más personas apuestan por ella.
Si te has decidido a instalar placas solares en casa, la primera decisión que debes tomar es el tipo de paneles que vas a usar. En el mercado existen principalmente dos: monocristalinos y policristalinos. Ambos comparten el mismo elemento químico, el silicio, pero su respuesta es diferente. Te lo contamos.
¿Cómo son los paneles monocristalinos?
A simple vista se reconocen porque presentan un color azul o gris oscuro e incluso negro, y porque las láminas tienen los bordes redondeados.
Su principal componente es el silicio monocristalino. Se fabrica a partir de Ingots (lingotes o bloques cilíndricos) a los que se les cortan los cuatro lados -con lo que se derrocha una gran cantidad de silicio- y se forman láminas muy finas que pasarán a convertirse en las células fotovoltaicas del panel. Estas células se dejan enfriar de forma lenta.
Son cristales con una gran pureza, lo que aumenta el rendimiento de cada célula.
Pros y contras de los paneles monocristalinos
Entre las ventajas de este tipo de paneles destacan las siguientes:
- Ofrecen un rendimiento mayor gracias a la pureza de sus cristales (entre el 18 y el 23 por ciento).
- Se pueden instalar en espacios más reducidos: dado que su eficiencia es mayor, necesitarás un menor número de placas para cumplir con tus objetivos.
- Absorben mejor la radiación solar, lo que hace que sean muy indicadas para zonas en las que las que son propensas las lluvias, la niebla, y en general el clima adverso.
Como aspectos negativos, podemos destacar dos:
- Su fabricación es más lenta e implica un alto coste energético.
- Su precio es más elevado.
Precio de los paneles monocristalinos
El precio de un panel monocristalino varía mucho en función de la marca, la potencia pico y otros factores. De media, suele rondar entre los 200 y 400 euros, en el caso de paneles con una potencia de entre 200 y 450 W.
¿Cómo son los paneles policristalinos?
Son aquellos que tienen un color azul marino o más claro.
Su principal componente es el silicio policristalino. Para su fabricación, se funde el silicio en bruto (es decir, con todas sus impurezas) y se vierte en un molde cuadrado. Una vez enfriado y cristalizado, se corta en láminas que presentan una forma perfectamente cuadrada.
Al contener impurezas, es menos eficiente, por lo que será necesario usar más placas para conseguir el mismo rendimiento que en los paneles monocristalinos.
Pros y contras de los paneles policristalinos
Los aspectos más ventajosos de las placas policristalinas son:
- Su precio de venta es más reducido.
- Su fabricación es más rápida y económica, y se desperdicia una cantidad menor de material.
- Soportan mejor el sobrecalentamiento.
- En climas cálidos, absorben más rápidamente el calor.
Lo menos positivo de este tipo de paneles es:
- Es ligeramente menos eficiente que los paneles monocristalinos (entre el 14 y el 17 por ciento de rendimiento).
- Solo sirven si tienes mucho espacio disponible, ya que, debido a su menor rendimiento, tendrás que instalar un mayor número de paneles para conseguir tu objetivo.
Precio de los paneles policristalinos
El precio de los paneles policristalinos también varía mucho según determinados factores. No obstante, como cantidad orientativa, el coste de cada placa puede ir desde los 175 hasta los 375 euros (con una potencia de entre 200 y 450 W).
Como ves, no hay un tipo de panel mejor o peor, sino que cada uno responde a unas necesidades e intereses determinados. Sea cual sea el que elijas, la mejor garantía para estar tranquilo ante cualquier imprevisto es contar con la protección del Seguro de Hogar MAPFRE. Recuerda que, si los paneles están fijos, se consideran parte del continente de la vivienda, por lo que disfrutan de las mismas coberturas que el resto del inmueble.