El coworking cuenta cada vez con más adeptos en el mundo. Muchas personas se suman a este modelo colaborativo en el que varios profesionales de un mismo sector comparten espacio y recursos con el fin de abaratar costes y facilitar las relaciones comerciales.

Una tendencia que está evolucionando al mercado de la vivienda, donde los espacios compartidos se están convirtiendo en una realidad que, a todas luces, promete convertirse en la vivienda del futuro.

Como casi todos los negocios colaborativos, los espacios compartidos se originaron en Silicon Valley. La escasez de vivienda y la proliferación de jóvenes emprendedores con ganas de socializar dieron paso a un tipo de edificios de viviendas en los que los inquilinos compartían zonas comunes, pero también aficiones y trabajo.

Había nacido el coliving, un modelo de vida que dista mucho de los pisos de estudiantes actuales, en los que se comparten gastos o se hace de forma conjunta la lista de la compra. En los espacios compartidos, el factor económico no es la meta, sino el hecho de intercambiar experiencias. Pero, ¿por qué se convertirán en la vivienda del futuro? Te lo contamos.

Espacios compartidos: la respuesta al aumento poblacional

Durante la próxima década, las ciudades verán incrementada su población de forma considerable. Según las previsiones, en 2030 la ciudad de Nueva York acogerá a unos 20 millones de personas; Shanghai hará lo propio con 31 millones; y Tokio, por su parte, se alzará con nada menos que 38 millones de habitantes.

De hecho, a finales de este siglo, el 70 por ciento de la población mundial será urbana (en 1950, eran el 30 por ciento), lo que se traduce en un aumento de algo más 50 por ciento actual. Es decir, cerca de 800 millones de personas residirán en 41 megaciudades.

Estas cifras ponen de manifiesto la necesidad de replantearse el mundo tal y como lo conocemos. De hecho, los expertos vaticinan que en un futuro no se hablará de diferentes países, sino de 600 ciudades poderosas. Este engrosamiento poblacional de las ciudades es uno de los motivos que está haciendo que los espacios compartidos cobren cada vez más popularidad.

Se trata de buscar un espacio en el que vivir, pero también compartir. Como puntualiza The Economist, es una convivencia “para hispters, no para hippies”. La idea es la que refleja el periódico The Guardian en sus páginas: “aunque la gente ha vivido con compañeros de piso durante mucho tiempo, lo que estamos haciendo es simplemente tomar esta forma de vida y mejorarla, dado que en muchos casos ya no es una opción, es más bien una obligación”.

Espacios compartidos: la opción de los millennials

Pero la falta de viviendas no es lo único que impulsa a subirse al carro de los espacios compartidos. Para los jóvenes, es una forma de tener un estilo de vida más sociable y el mejor antídoto contra la soledad. Según un estudio de 2011, el 86 por ciento de la generación del milenio asegurara sentirse solo y deprimido.

Los millennials, han recibido con los brazos abiertos esta nueva forma de vida. La suya es una generación que ha crecido compartiendo casi todos los aspectos de su vida a través de las redes sociales, acostumbrada a los espacios para compartir y trabajar en conjunto. Para ellos, las experiencias tienen más valor que las posesiones materiales. La propiedad ya no es el objetivo y prefieren aprovechar al máximo su vida y sus experiencias.

El motivo económico no es la meta. De hecho, vivir en un coliving puede ser más caro que compartir un piso. No se busca, por tanto, un sitio barato, sino un lugar donde tener acceso a muchos servicios, donde es más fácil interrelacionarse con mucha gente con intereses comunes. De ahí que este tipo de edificios estén dirigidos por community managers que se encargan de canalizar las actividades de los colivers.

¿Cómo son los espacios compartidos?

Fuente: http://www.thedecorativesurfaces.com

Nada de compartir tareas o discutir sobre quién friega los platos. Los espacios compartidos son otra cosa. Su composición se asemeja a la de un apartahotel en el que la empresa se encarga de limpiar las habitaciones periódicamente, y donde existen  zonas comunes tales como sala de cine, sala de juegos, biblioteca, comedores que se pueden reservar para hacer una cena privada con amigos, gimnasio, restaurante, etc.

Muchas de estas empresas han diseñado, además, sus propias aplicaciones para que los usuarios puedan pedir comida a recepción, reservar estancias para eventos privados o reportar problemas de mantenimiento en sus apartamentos.

Un ejemplo son los apartamentos de la compañía Common en Brooklyn que, por 1.750 dólares al mes, se tiene derecho a un piso de siete metros cuadrados con una ventana, además de una serie de servicios que se llevan a cabo en un área compartida que funciona como espacio de coworking durante el día y comedor por la noche.

Espacios compartidos en España

En España, las primeras compañías en apostar por espacios compartidos brotaron en 2015 y se instalaron en Canarias, Andalucía, Barcelona, Baleares o Alicante, pero su concepción no se acercaba a la idea urbanita del coliving original.

En este sentido, Madrid, Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca o Málaga son probablemente las ciudades que experimentarán un mayor desarrollo de este modelo inmobiliario con varios proyectos, algunos de ellos muy interesantes, que verán la luz a finales de este año y principios del 2019.

Si te sientes atraído por este concepto innovador de vivienda has de saber que hay algo que comparte con el modelo de vivienda tradicional, y es la necesidad de protegerla. Por eso, los Seguros de Hogar MAPFRE te ofrecen las mejores coberturas adaptadas también a los modelos colaborativos.