Negociar el alquiler de una casa es algo que se impone en estos tiempos en los que el mercado del alquiler no cesa en su escalada de precios, hasta llegar a convertir el precio del alquiler en el gasto quizás más importante para cualquier economía doméstica.
Esta situación deriva de la creciente demanda por parte de muchas personas, que se ven obligadas a alquilar en lugar de comprar por culpa de los bajos sueldos o por miedo a hipotecarse.
Sin embargo, no es obligatorio ni aconsejable dar por bueno o aceptar sin más cualquier oferta de alquiler. No cabe duda de que negociar el precio del alquiler de una casa es lo más difícil de conseguir, ya que, en la mayoría de las ocasiones, ese precio no es negociable. Pero, en otros muchos casos, si se aporta alguna otra ventaja alternativa para el propietario puede conseguirse. Al menos, hay que intentarlo, porque cualquier ahorro que se consiga merece la pena.
Qué tener en cuenta antes de negociar el alquiler de una casa
Antes de comenzar a visitar los pisos en oferta y negociar con el casero el contrato de alquiler, es imprescindible conocer el precio medio del alquiler de la zona donde se encuentra la vivienda que se pretende alquilar. En Internet pueden encontrarse índices de estos precios y también en los anuncios publicados con este fin, aparte del conocimiento directo que pueda tenerse de otros vecinos amigos o conocidos.
Asimismo, es importante conocer el nivel de demanda de viviendas en la zona. Hay zonas en las que las viviendas se alquilan en seguida y otras en las que se tarda bastante tiempo en alquilar. Este es un argumento que hay que tener en cuenta a la hora de una futura negociación con el propietario, ya que, si lleva largo tiempo sin alquilar, se mostrará más condescendiente a la hora de negociar el precio de la vivienda porque tendrá prisas por alquilarla.
Cuando se tenga una vivienda en el punto de mira, conviene seguir las siguientes recomendaciones:
¿Es la más cara de la zona?
Una vez que se ha decidido visitar una vivienda ofertada, siendo conocedores del precio de otros inmuebles próximos de similares características, es conveniente comentar estas circunstancias con el arrendador en el caso de que este pida un precio por el arrendamiento superior al de aquellos.
Destaca los defectos de la casa
Aunque guste mucho la vivienda, no se debe demostrar excesivo interés ni prisas por aceptar la oferta, y enfatizar que se están mirando otros pisos de la zona. Poner de manifiesto cualquier defecto que tenga, o las dificultades que habría para ubicar determinados muebles en alguna habitación, etc.
¿Necesita una reforma?
En viviendas que necesiten algún tipo de reforma, existe la posibilidad de negociar con el propietario dicho arreglo por cuenta del inquilino a cambio de una rebaja en el precio de la renta. Naturalmente, es conveniente conocer de antemano si el importe de la reducción de la renta compensa con creces el de la reforma. Esta posibilidad es particularmente interesante para el inquilino en caso de un contrato de larga duración o por la posibilidad de hacer la reparación uno mismo o a través de algún amigo o conocido que le cobre poco por la reforma.
Véndete como inquilino
Otro aspecto fundamental para tratar de conseguir una rebaja en la renta es saber venderse como un buen inquilino. En la negociación, el futuro inquilino debe mostrar sus puntos fuertes: estabilidad en el trabajo (funcionario, contrato indefinido, antigüedad en la empresa…); ingresos altos; solvencia y compromiso con los pagos (anteriores arrendamientos, informes bancarios…); alquiler estable y duradero; responsabilidad para cuidar y conservar en buen estado la vivienda…
Negocia con educación
Todo esto, observando las más escrupulosas normas de educación y buenos modales en un diálogo sereno y con tacto, dejarán en el propietario una buena impresión sobre el futuro inquilino y, tal vez, ante esa percepción y halagüeñas perspectivas consienta en abaratar un poco la renta, porque en el fondo, cualquier propietario piensa que es mejor perder un poco si con ello se asegura el pago puntual y constante y su propiedad estará en manos de una persona responsable que la cuidará como si de una suya se tratara.