Rocas artificiales. Una buena forma de recrear la naturaleza.
Arquitecto, apasionado del diseño. Desarrolla su actividad profesional a través de su estudio med.arquitectos, del que es cofundador y arquitecto de proyectos. Compagina su actividad principal trabajando como escritor para el periódico Diario de Almería en la columna semanal "La Cuarta Pared", a la vez que colabora con MAPFRE redactando artículos técnicos, constructivos y de diseño.
Desde un primer momento, las técnicas de modelaje para escenarios artificiales empezaron a utilizarse para los platós de cine y televisión, llevando esta habilidad hasta un desarrollo inimaginable, consiguiendo recrear paisajes y ambientes de un lugar determinado en la otra parte del mundo o directamente llevar a cabo creaciones imaginarias de ciencia ficción. Sin embargo, este tipo de trabajos se están trasladando cada vez más a nuestros casas. Pudiendo imitar casi a la perfección rocas en nuestro jardín, o cascadas en nuestra piscina, por ejemplo.
Las posibilidades son casi infinitas y la única limitación es nuestra propia imaginación y sobretodo el espacio del que dispongamos en nuestra parcela.
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¿Qué características tienen estas rocas artificiales y como se fabrican?
Existen varios motivos de peso para elegir realizar una rocalla artificial frente a una de materiales naturales. Principalmente, no tenemos que depender de la geometría de las rocas o plantas que nos encontremos, ya que podemos diseñarla a nuestro gusto, recreando formas, texturas y colores que más nos interesen para nuestro diseño y para la integración con el resto de elementos de nuestro jardín.
Por ejemplo, no tenemos que depender de los tipos de áridos que haya en nuestra localización geográfica, ya que podemos replicar prácticamente cualquiera que queramos. Para continuar, el transporte, montaje e instalación es mucho más sencillo y económico debido a su extrema ligereza y facilidad para la manipulación.
Por último, podemos usar estas rocas artificiales para recubrir y embellecer paredes, tanto exteriores como interiores, que queramos dotar de una estética rústica o incluso naturalista con un diseño y juego de piezas casi a medida.
Su proceso de fabricación es muy artesanal y siempre que sea posible, suele realizarse en mayor medida en un taller, donde las condiciones de temperatura y humedad están más controladas.
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Suele fabricarse un esqueleto de alambres metálicos que harán las veces de estructura y darán la forma de partida para ir añadiendo posteriormente las rocas artificiales que quedan a la vista.
Estas rocas se componen de un material muy ligero y fácil de manipular llamado porexpan de alta densidad, que con un simple cúter o una sierra de corte podremos dar la forma que queramos, a continuación, para unificar toda la composición, se le añade un revestimiento continuo de algún mortero de agarre incorporando, si es posible, una malla antifisuras entre las capas que evitará la aparición de fisuras que resten credibilidad al conjunto.
Finalmente le daremos el color deseado, jugando siempre con diferentes tonalidades, con una pigmentación con silicato mineral que dará el aspecto final a nuestras rocas artificiales. Por último, para protegerlas de la intemperie se le suele aplicar un material hidrófugo de acabado que ayudará a su mantenimiento pese a las lluvias.
Aplicaciones y posibilidades
El límite está en nuestras mentes ya que es posible crear estructuras desde lo más sencillo hasta lo más complejo posible, desde simplemente recubrir un muro hasta crear íntegramente una cueva artificial.
Este tipo de técnicas son muy utilizadas en parques temáticos y ferias, donde con un mismo material se pueden resolver muchos diseños, y eso ofrece a los propietarios un sinfín de posibilidades. Incluso permite un desmontaje rápido y económico si, de la noche a la mañana, queremos cambiar de estilo de roca artificial.
Por supuesto que su uso doméstico está muy extendido y es una gran solución para decorar nuestro jardín o incluso para recrear una cascada artificial en nuestra piscina. Gracias al material hidrófugo de acabado, el contacto con el agua no es ningún problema, incluso podemos aprovechar el espacio interior de la estructura metálica para ubicar los motores o sistemas de canalización de agua, también los tubos de electricidad en el caso de que queramos iluminarla para poder disfrutar de nuestro jardín por la noche.
Todas estas aplicaciones y diseños no están exentos de posibles deterioros o problemas derivados de alguna mala instalación o el mal estado de alguno de los materiales utilizados, incluso golpes o incidencias de todo tipo. Por este motivo, nunca está de más contar con un Seguro de Hogar MAPFRE, que responda cuando sea necesario para mantener el mayor tiempo posible nuestras rocas artificiales con la mejor imagen posible.
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