Árboles de raíz no invasiva para plantar en tu jardín
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Uno de los aspectos más importantes a la hora de diseñar y planificar un jardín es el tipo de árboles que vamos a plantar. Debemos saber de antemano cómo serán de grandes cuando lleguen a su etapa adulta y, sobre todo, si sus raíces son agresivas, ya que podría suponer un problema para plantas, paredes, piscinas u otras construcciones colindantes.
Árbol de la seda (Albizia julibrissin)
También conocido como Acacia de Constantinopla (aunque no es una acacia), es un árbol caducifolio de origen tropical que se ha aclimatado muy bien a la zona mediterránea. Su nombre común se debe a que sus flores, carentes de pétalos, forman un ramillete rosado de finos estambres que recuerdan mucho a los hilos de la seda. Hay que tener en cuenta que son flores ricas en néctar, por lo que tendremos asegurada la visita de muchos insectos polinizadores a nuestro jardín.
Tiene una copa ancha y abierta compuesta por hojas bipinnadas de hasta 45 centímetros de largo. La corteza del tronco es de color gris y se torna verdosa con rayas marrones en la edad adulta. Puede llegar a medir entre 7 y 15 metros de altura.
Árbol orquídea (Bauhinia variegata)
El Árbol orquídea o Pata de vaca es un ejemplar de raíz no invasiva nativo de la India. Es una planta caducifolia de copa ancha y una altura que puede llegar a los 10 o 12 metros de altura.
Destaca sobre todo por sus espectaculares y aromáticas flores -muy parecidas a las orquídeas- que brotan desde finales del invierno hasta principios del verano, por lo que aportará colorido a nuestro jardín durante muchos meses.
Además, un punto a tener en cuenta es que es un árbol muy resistente a las heladas y no suele verse afectado por plagas o enfermedades.
Caqui (Diospyros kaki)
El Caqui es un árbol caducifolio, dioico (hay plantas hembra y plantas macho) y frutal. Tiene copa redondeada y estrecha y no suele superar los 10 o 12 metros de altura. Sus hojas son pecioladas, lanceoladas y de color verde (salvo en otoño, que se tornan rojas). Las flores son pediceladas y pueden ser blancas, amarillentas o rojas. Su fruto, el caqui, es una baya comestible de sabor muy dulce que madura en invierno.
Es una excelente opción cuando se quiere conseguir sombra en un jardín pequeño o mediano, pero no resiste bien las heladas y puede ser atacado por hongos si hay excesiva humedad en el suelo.
Lluvia de oro (Laburnum anagyroides)
Este árbol, conocido como Lluvia de oro, Ébano falso o Codeso, es una planta caducifolia que puede llegar a medir 7 metros de altura.
Debe su nombre a que en primavera se cubre de racimos colgantes de pequeñas flores amarillas que dan ese aspecto de lluvia de oro. A pesar de que ornamentalmente es espectacular y que no presenta problemas de plagas o enfermedades, hay que tener en cuenta que todas sus partes son venenosas, sobre todo las semillas, lo que puede ser un problema si hay niños o mascotas cerca.
Cerezo japonés (Prunus incisa)
Este cerezo de flor crece originariamente en las laderas del Monte Fuji (Japón). Es un ejemplar caducifolio, muy tupido, con hojas alternas y diminutas y un follaje de color púrpura que se vuelve claro en verano.
Se adapta muy bien a pequeños jardines, ya que tiene un tamaño modesto (no supera los 6 metros de altura), crece muy lentamente y sus raíces no son invasivas. Pero lo mejor es su floración, que se produce de marzo a abril, cuando sus finas ramas se cubren por completo de multitud de ramilletes de flores rosadas que finalmente se vuelven blancas.
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