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Nieve y hielo en el jardín, ¿Cómo afecta?

Flores de ciruelo japonés con nieve
6 Min de lectura
Los efectos de la nieve en las plantas comienzan por debilitar y alterar sus tejidos hasta destruirlos por dentro. Si esto ocurre, no está todo perdido. Aún puedes recuperarlas siguiendo estos consejos.
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Las heladas son un fenómeno meteorológico que se produce cuando la temperatura del aire más próxima al suelo desciende por debajo de los 0 ºC. Tienen que darse una serie de condiciones ambientales locales para que se produzcan: ausencia de viento, cielos despejados, sequedad atmosférica e inversión de la temperatura en el aire próximo al suelo.

A consecuencia de las mismas, los jardines y sus plantas son los que más sufren por su aparición: comienza por debilitarse su actividad funcional, continuando con la alteración de sus equilibrios biológicos, para, finalmente, llegar a la muerte celular y la destrucción de los tejidos vegetales. A simple vista se puede observar que los tallos y las hojas comienzan a verse ennegrecidos hasta que los tejidos mueren por completo.

Se producen, generalmente, en invierno, cuando las plantas están en reposo, lo cual es una ventaja porque les ayuda a soportarlas mejor. Sin embargo, hay heladas que se producen en los meses de primavera –las heladas tardías– que son muy perjudiciales para los nuevos brotes.

Efectos de la nieve y las heladas en las plantas

En las llamadas heladas blancas, las plantas y el suelo se ven cubiertos por una capa blanca de escarcha. Son las menos dañinas, porque las plantas se benefician de una cesión de calor que reduce el efecto pernicioso del frío, al congelarse el agua.

Si la helada se ha producido bajo un ambiente más seco, los líquidos de las células vegetales se pueden congelar y romper sus tejidos. Estas heladas, que se conocen como heladas negras, no forman escarcha y causan mucho perjuicio porque daña las plantas desde dentro y las destruye.

Los efectos de la nieve en las plantas, lo mismo que las heladas, pueden ser beneficiosos o perjudiciales. Un pequeño espesor de nieve tiene el suficiente poder de aislamiento como para proteger a las plantas de las heladas más severas. Por el contrario, si la nevada ha sido muy abundante, puede romper las ramas más débiles de árboles y arbustos y aplastar plantas pequeñas.

Las plantas se hielan ¿Cómo protegerlas?

Si se vive en un lugar de inviernos crudos, teniendo en cuenta que las bajas temperaturas, las heladas, la nieve y el frío son enemigos de tus plantas, lo más sensato sería elegir plantas resistentes al frío  o nativas y plantarlas en un lugar protegido del jardín. La mayoría de las plantas están adaptadas para soportar el frío, pero si bajan mucho las temperaturas algunas lo acusan mostrando las funestas consecuencias.

Para proteger a las plantas del frío y de las heladas, si no se pueden trasladar al interior o no se dispone de un invernadero, se puede utilizar, como último recurso, algún  tipo de cubierta para proporcionar calor a la base de las plantas y que no incida en ellas el frío. Arpillera, cartón, paja, tierra, mantas o alfombras viejas, paja, cortezas vegetales, y cualquier otro material similar que se nos pueda ocurrir y tengamos a mano, puede ser utilizado para este fin.

Asimismo, el empleo de mamparas o pantallas protectoras es muy útil para conseguir un buen aislamiento al impedir el contacto directo con el frío y el viento. Para plantas individuales, las campanas de plástico o de otro material, consiguen este mismo efecto.

Además de los medios expuestos, no estaría de más adoptar algunas medidas básicas y muy conocidas, cuya utilidad ha demostrado suficientemente la experiencia. Por ejemplo: no orientar las macetas hacia el norte y colocarlas, si es posible, protegidas por un muro orientado al sur; no regar con temperaturas inferiores a cero grados ni cuando anochezca; si es posible, atar los tallos externos hacia el interior para minimizar su exposición al viento y al frío; introducir las macetas en otras más grandes forradas con aislante, etc.

Qué hacer cuando ya se han helado

Si a pesar de nuestros desvelos y cuidados, las heladas han atacado fuertemente nuestras plantas, todavía podemos recuperar algo del desastre. El estado marchito de la planta, la coloración marrón o negra de los tallos y de las hojas indican que los tejidos han sido destruidos por el frío, pero esto no siempre significa que las ramas estén muertas.

Muchas de estas plantas se pueden recuperar con algunos cuidados y mediante una poda cuando haya pasado el riesgo de heladas. El momento más adecuado es al principio de la primavera, cuando se generen los primeros brotes, porque así se podrá observar mejor qué partes de la planta están vivas y cuáles hay que limpiar. Para realizar la poda hay que eliminar, gradualmente, las partes afectadas de la planta y las hojas muertas hasta dejar expuesto el tejido verde y sano. Una vez podada, regarla y utilizar un fertilizante para la tierra. Con un poco de suerte volverán a la vida con todo su esplendor.

No obstante, las plantas anuales es mejor desecharlas porque no suelen sobrevivir a las heladas. Muchas de las vivaces o herbáceas perennes pierden la parte aérea, pero pueden rebotar en primavera si son rústicas y han estado protegidas. Los arbustos y árboles exóticos de origen tropical padecen mucho con las heladas. Si no están bien aclimatados, algunos de ellos no se recuperarán. Las demás especies se verán afectadas en mayor o menor grado según rusticidad.

Observación, sentido común, dedicación y amor por las plantas son las mejores armas para luchar contra todas las inclemencias del tiempo. Además, puedes buscar una protección extra para tu casa con el Seguro de Hogar MAPFRE.

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Publicado por Blog Hogar MAPFRE
- 6 Jul, 2021

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