Plantas que evitan la extinción de las abejas
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«Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían cuatro años de vida«.
Esta frase, atribuida por el cine a Albert Einstein, revela un futuro aterrador. Y aunque tiene más de ficción que de realidad, muestra un atisbo de los peligros que conlleva que una de las especies en peligro de extinción sean las abejas. Lo cierto es que las abejas, esos pequeños insectos que se dedican a la polinización de las flores a la vez que extraen su néctar con el que elaboran la miel, están en peligro de extinción. Así lo afirman números estudios en todo el mundo que informan que casi el 10 por ciento de las especies de abejas salvajes están en peligro de extinción.
El futuro es preocupante, porque la tendencia es al alza y este porcentaje aumenta significativamente de año en año. Su definitiva desaparición sería catastrófica para el planeta, con consecuencias apocalípticas, porque las abejas -a través de la polinización de las flores- ayudan de manera extraordinaria a que la vegetación del planeta aumente, posibilitando la vida en él.
Causas que aceleran la desaparición de las abejas
Las causas de esta catástrofe son diversas. Entre las que están influyendo en mayor medida en la extinción de las abejas podemos citar:
- La destrucción y deterioro de los hábitats de las abejas.
- Las enfermedades y parásitos, como el ácaro Varroa, un parásito externo de la abeja que se alimenta de su sangre.
- El incremento de las avispas asiáticas, depredadoras de abejas.
- El cambio climático y de estaciones en algunas zonas del planeta, que agrava la situación porque altera la floración y la cantidad de plantas.
- La utilización de pesticidas altamente concentrados, como los fertilizantes llamados neonicotinoides, cuyo uso ha sido prohibido en Europa por la Comisión para el Control de la Seguridad Alimentaria de la Unión Europea (EFSA).
- La contaminación ambiental, en general.
¿Podemos ayudar a mitigar su extinción?
¿Cómo podemos luchar contra las causas citadas anteriormente si algunas de ellas sobrepasan nuestras posibilidades? La solución para la mayoría de ellas está en nuestras manos. Con algo muy sencillo, que todos podemos hacer sin grandes esfuerzos ni dispendios, ayudaríamos a mejorar la vida de estos benéficos insectos. Por ejemplo, plantando árboles, arbustos y plantas que, aparte de atraer a las abejas, serviría para adornar y embellecer nuestro jardín, huerto o terraza.
Por otra parte, al mismo tiempo que se colabora en evitar la extinción de las abejas, nos beneficiamos también a nosotros mismos, porque la propia naturaleza nos enseña que todos los seres del planeta dependemos unos de otros para sobrevivir.
Por lo tanto, para alejar a las abejas de agentes químicos, pesticidas y otros productos dañinos, debemos ofrecerles más flores sanas para que puedan nutrirse.
¿Cómo hacerlo?
Lo ideal es optar por plantas propias de la zona que se habita, que son más resistentes y productivas, procurando que su desarrollo cubra todas las estaciones para que no falte el polen y el néctar a nuestras abejas en ninguna época del año. Por supuesto, es importantísimo no utilizar pesticidas, sino recurrir a medidas naturales para luchar contras las plagas de insectos dañinos.
Son muchísimas las especies de plantas, arbustos y árboles cuyas flores son un atractivo para las abejas. Enumeraremos algunas como ejemplo: En cuanto a las plantas habituales, podemos citar a las margaritas, girasoles, mentas, dedaleras, prímulas, alhelíes, zinnias, caléndulas, campanillas… Las aromáticas o medicinales: tomillo, lavanda, hisopo, orégano, etc.
Entre los arbustos, podemos enumerar el romero, la salvia, la zarzamora, la jara, el brezo, la hiedra, el mirto, el celindo, el arándano, el jazmín, las glicinias, el lilo, etc., En cuanto a árboles frutales, mencionaremos el manzano, el cerezo, el peral, la morera, el madroño, el naranjo, el limonero, o el níspero. Pero no hay que limitarse sólo a las plantas que se pueden cultivar en la terraza o en el jardín. Si se dispone de un espacio más grande, se puede cultivar un huerto con calabacines, calabazas, borraja, pepinos, cebollas, cebollinos, brócoli y coliflor, cuyas humildes flores harán las delicias de las abejas.
En realidad, las variedades son muy numerosas, y ello sin contar las especies silvestres que también son del gusto de las abejas. En cualquier caso, lo importante es concienciarse de la gravedad de la situación por la que están pasando las abejas y otros insectos polinizadores y tratar de ayudar en lo posible para revertir dicha situación.
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