Viburnum opulus: todo lo que necesitas saber
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El Viburnum opulus, también conocido como Bola de nieve por el color y la forma que tienen sus flores, es un arbusto muy agradecido y vistoso, perfecto para plantar en cualquier jardín o terraza. Sus flores son tan maravillosas y sus cuidados tan sencillos que, aunque no tengas mucha experiencia con las plantas, lo verás crecer de forma majestuosa.
¿Cómo es el Viburnum opulus?
El Viburnum opulus, Viburno, Bola de nieve, Mundillo o Sauquillo es un arbusto caducifolio originario de Europa, Asia y África. Suele medir dos metros de altura, aunque puede llegar fácilmente a los cuatro o cinco con el paso de los años. Sus hojas ovales divididas en tres lóbulos dentados y aterciopeladas en el envés se tiñen de un bonito color escarlata en el otoño, antes de caer.
Pero lo más espectacular de esta planta surge en primavera, cuando brotan sus flores blancas aglutinadas en corimbos de unos cinco o diez centímetros de diámetro y con una característica peculiar: son inodoras. Las que se encuentran más al interior son fértiles, pero las exteriores, mucho más grandes, son estériles y solo sirven como reclamo.
Cuando las flores ya han sido polinizadas, surgen sus frutos: unas pequeñas bayas de un color rojo brillante, que son muy tóxicas para los humanos, pero no para los animales. De hecho, los pájaros de alimentan de ellas.
Ubicación y tipo de suelo
Antes de plantar un Viburnum opulus en tu terraza o jardín, debes elegir la ubicación perfecta. Lo ideal es colocarla a pleno sol o a sombra ligera, ya que necesita la luz para crecer bien y, sobre todo, florecer en abundancia; y a una distancia de al menos dos metros de paredes o muros, no porque sus raíces sean invasivas, sino porque eso es lo que puede llegar a medir de ancho.
En cuanto al suelo, este arbusto se adapta a todo tipo de terrenos: arcillosos, arenosos o limosos. En su hábitat natural se suele encontrar en la ribera de ríos, por eso, si las vas a plantar en el jardín, lo mejor es que optes por una zona ligeramente húmeda y con buen drenaje para que no se encharque.
En maceta, bastará con rellenar con sustrato universal mezclado con perlita (un mineral minado que ayuda a las raíces de las plantas a respirar) a partes iguales. Además, a la hora de elegir las medidas de la maceta, debes tener en cuenta que este arbusto tiene una gran capacidad de producción de raíces profundas.
Riego, abono y poda
En general, los riegos deben ser abundantes en épocas de calor, y escasos cuando haga frío. Pero, como decíamos en el epígrafe anterior, al Viburnum opulus le gustan los suelos ligeramente húmedos, es decir, que no estén ni muy secos ni encharcados. Por eso, antes de regar, toca la tierra o utiliza un medidor digital para ver si realmente necesita más agua.
En primavera, con la floración, y en otoño, hay que abonar la planta con estiércol, abono líquido o granulado.
Respecto a la poda, aunque no le hace falta, sí es recomendable hacerlo después de la floración para aclarar las ramas y eliminar las partes viejas o que no dan flor. También admite podas drásticas cortando los tallos en la parte más baja.
Plantación y multiplicación
El Viburnum opulus se multiplica por semillas, por esquejes o por acodos.
Por semillas
Para plantar las semillas, primero hay que realizar una estratificación artificial en invierno. Para ello, tienes que rellenar un recipiente con tapa con vermiculita húmeda. Después, siembra las semillas y cúbrelas con polvo de azufre para evitar la aparición de hongos. Vierte otra capa de vermiculita, tapa el recipiente e introdúcelo en la nevera.
Después, tendrás que sacar el recipiente una vez a la semana, quitarle la tapa y dejar que respire durante unos minutos. Deben estar ahí unos tres meses.
Pasado ese tiempo, pásalas a un semillero con sustrato universal, ponlas en el exterior en una zona de semisombra y mantenlas siempre húmedas. En primavera o verano, tus Viburnum opulus germinarán.
Por esquejes
Para multiplicarla por esquejes, a finales de primavera o de verano debes cortar varias ramas de unos treinta centímetros de largo, impregnar la base con hormonas de enraizamiento líquidas y plantarlas en macetas rellenas de vermiculita. Las raíces empezarán a brotar a los quince o vente días.
Por acodos
Otra forma de multiplicar la planta es mediante acodos terrestres en primavera. Para ello, selecciona una rama larga y, sin cortarla, entiérrala en el suelo dejando que las hojas queden en la superficie. Sujeta la rama con piedras o algo para que no salga de la tierra. Pasado un año y medio, ya habrá echado suficientes raíces para que puedas separarla de la original y tener dos ejemplares.
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