Las mejores plantas para el salón
Avada
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Además de ser la zona de la casa en la que más tiempo pasamos y donde suele haber más luz, el salón también es el lugar en el que la temperatura y la decoración hacen que las plantas puedan tener un papel destacado. Pero cada casa es diferente y, por ello, habrá que elegir las plantas de salón que mejor se adapten a las características de cada hogar.
Plantas fáciles para un salón
La variedad de plantas que podemos instalar en un salón es inabarcable. Sin embargo, a la hora de hacer nuestra selección, nos hemos centrado en cuatro clases que tienen la virtud de no ser muy exigentes y, sin embargo, resultar vistosas para dar un toque verde a tu comedor sin grandes complicaciones.
El único requerimiento general es que no haga mucho frío, algo que si no se estropea la calefacción parece al alcance de cualquiera. E incluso si hay algún problema en ese aspecto, la rápida asistencia que te garantiza un Seguro de Hogar MAPFRE solventará sin que padezcan.
Las cintas
Son plantas que necesitan poca luz y prefieren las temperaturas medias-bajas, entre los 5 ºC y los 18 ºC. Las cintas son perfectas para decorar salones que no cuenten con calefacción y que estén orientados hacia el norte.
Lo ideal es plantarlas en maceteros colgantes o en muebles altos a modo de pedestal para que las hojas puedan caer y decorar.
Las cintas son plantas perennes que pertenecen a la familia Liliaceae. Son muy utilizadas para decorar interiores, ya que sus hojas largas y péndulas tienen un color verde muy atractivo. También cuenta con flores, aunque no son muy vistosas, porque son blancas y muy pequeñas. Las cintas florecen desde la primavera hasta el verano, pero el resto del año decoran por sí solas.
Respecto a los cuidados que necesitan, será importante mantener un riego moderado pero sin dejar que la tierra se encharque. Tampoco habrá que regarlas de menos, pues las hojas se arrugarán y se marchitarán las puntas. No debemos preocuparnos demasiado, ya que las cintas son tan resistentes que, si llegan a secarse, ellas mismas volverán a recuperarse en cuanto las reguemos, pues son capaces de almacenar agua para soportar la sequía.
El abono también será importante. Deberemos abonar las cintas cada 15 días en primavera y verano con un fertilizante que echaremos en el agua para regar.
La aglaonema
Esta también es una planta perfecta para un salón con poca luz, pero, en este caso, con temperaturas cálidas (nunca por debajo de los 18 ºC). El salón puede contar con calefacción y situaremos la aglaonema lejos de las ventanas.
La planta florece entre el verano y el otoño, así que el riego será regular en primavera y verano, y escaso en invierno. Lo que sí necesita la aglaonema, o «silver queen«, es mucha humedad ambiental. Para ello, pulverizaremos la planta siempre en verano y si contamos con calefacción en casa, también en invierno. Si no recibe la humedad suficiente, las hojas terminarán secándose.
Ya hemos dicho que esta planta necesita poca luz, pero es recomendable situarla en un lugar con una buena iluminación indirecta. En su etapa de crecimiento será muy aconsejable que la tengamos en la zona más cálida del salón, ya que si no, podría amarillear. En invierno, aunque parezca ilógico, no necesita tanto calor, pues es una época de reposo. También evitaremos en todo momento las corrientes de aire y le ofreceremos un abono especial para plantas de interior.
La crásula
Si nuestro salón es más bien fresco pero recibe luz directa, entonces nuestra planta es la crásula. Necesita una temperatura entre los 5 ºC y los 18 ºC, además de colocarla al lado de las ventanas. Lo ideal es que el salón no cuente con calefacción, pues no le viene nada bien a este pequeño arbusto.
Como hemos mencionado, requiere de luz directa pero sin que el sol incida sobre la planta. Se caracteriza por contar con hojas crasas de color verde intenso y, en ocasiones, con el borde rojizo. Cuando florece, en primavera o en otoño, aparecen flores blancas y pequeñas con cinco pétalos. Puede alcanzar hasta los cuatro metros de altura, aunque en interiores crece mucho más despacio. Es recomendable sacarla al exterior de vez en cuando durante la primavera.
Los cuidados de la crásula son básicos y sencillos. El riego debe ser semanal, sobre todo cuando está creciendo, pero el resto del tiempo hay que regarla menos. En invierno no pasa nada si la tierra llega a secarse un poco. Debido a estas necesidades, será importante que evitemos que la maceta se encharque, pues las hojas se arrugarían y terminarían por caerse. Lo ideal es dejar que el sustrato se seque entre un riego y otro.
La guzmania
Para salones con luz y temperaturas medias (no menos de 18 ºC), la guzmania es una planta ideal. La colocaremos cerca de la ventana en un salón con calefacción, de manera que reciba luz natural pero sin que el sol incida sobre ella directamente.
Esta planta perenne pertenece a la familia Bromeliaceae y consigue crecer hasta el metro de altura. Sus hojas de color verde brillante son lanceoladas y cuenta con flores rojas que aparecen al final de un vástago en el centro de la planta.
No se trata de flores comunes, ya que en realidad son brácteas que forman una larga espiga que inicialmente es verde y poco a poco va adquiriendo un tono rojizo hasta llegar al rojo fuerte. Esta «flor» puede tardar en aparecer hasta 2 años y solo vive un par de días. Es una planta muy bonita y merece la pena cuidarla para ver su llamativa floración, pero, una vez que se produce, la guzmania comienza a marchitarse hasta morir.
No necesita un riego especial, pero sí deberemos mantener la tierra siempre húmeda, además de echar agua en la copa que forman sus hojas y pulverizarlas.
Pero guzmania no existe solo una, sino que se trata de un grupo en el que encontramos más de 100 especies que tienen su origen en las zonas tropicales de Suramérica. Como podemos deducir, al tratarse de una planta tropical, la guzmania es muy sensible al frío.
Y es que es muy importante contar con plantas en casa para crear un rincón de naturaleza, una pequeña parcelita de vida, y así alejarnos un poco de la realidad de ladrillo y hormigón que tanto estrés nos provoca cada día.
Qué bien, ahora ya sé que la crásula es perfecta para mi salón. Compraré un par de estas plantas que, además, me parecen muy bonitas.