3 recetas para hacer pintura comestible
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Los más pequeños de la casa exploran y descubren el mundo con sus manos y con su boca, especialmente hasta los 3 años. La pintura comestible es un recurso obligado para desarrollar la creatividad de los bebés y la mejor notica es que cumple con los 3 requisitos que todo adulto desea en un material así: económico, fácil de limpiar y rápido de hacer.
Pintura comestible: el ingrediente secreto
Hay un solo ingrediente imprescindible para hacer pintura en casa que tus niños puedan chupar, meter en la boca y hasta comérsela sin miedo: colorante alimentario natural.
¿Sorprendido? Cuando descubras su precio y lo fácil que es de encontrar en cualquier comercio o supermercado te vas a quedar sin palabras y este condimento pasará a ser un ingrediente indispensable en tu cocina.
El colorante alimentario como se deduce de su nombre es no es toxico, es comestible y colorido. Gracias al desarrollo y la popularización de la repostería, los colorantes que tiñen de color masas, arroces, cremas, helados caseros… son habituales y es fácil encontrar una gran variedad de tonos para enamorar a tu hijo y alegrar sus obras artísticas y manualidades.
Todos los DIY de pintura casera y recetas que puedes encontrar en internet tienen como referencia el colorante alimentario por lo que es sin duda, la mejor opción y en escuelas infantiles también se usa para trabajar con los más pequeños.
3 recetas de pintura comestible
La pintura comestible se consigue mezclando un alimento denso y de textura próxima a la pintura con el colorante de cocina. Hay muchas y muy diversas posibilidades y cada adulto puede hacer su propia receta.
La única advertencia para hacer pintura comestible es no usar ningún ingrediente no apto para el consumo y en el caso de niños con alergias e intolerancias concretas optar por alternativas siempre seguras. Si tienes dudas sobre la tolerancia de tu hijo a ciertos alimentos, con el Seguro MAPFRE Salud puedes consultar con un amplio cuadro de alergólogos y profesionales médicos.
Con yogurt
La densidad de un yogurt natural en cualquiera de sus variedades de soja, de leche… el que sea más indicado para el niño y tengas en casa es perfecta para hacer pintura. Vuelca el yogurt sobre un plato por ejemplo, añade unas gotas de colorante y mezcla con energía. Ya tienes pintura comestible.
Con queso de untar
Esta receta de pintura que puede comerse sin peligro es ideal para los más pequeños, ya que el resultado es una pasta muy densa que pueden manipular y coger con mucha facilidad las manos de los bebés. Puedes hacer montones de queso de untar sobre un plato de plástico o cartón duro e ir añadiendo gotas de los diferentes colorantes. Mezcla con una cuchara o paleta y listo.
Con harina
La receta de pintura apta para el consumo más elaborado precisa de harina, agua fría y cliente, junto con el colorante. Se trata de ir mezclando los componentes: primero, harina y agua fría; luego, añades colorante y vas removiendo e incorporando agua caliente para facilitar la mezcla. Un truco: cuanto más harina, pintura más densa y cuanto más agua añadas, más líquida –mejor para niños más mayores- será la pintura.
Con colorante alimentario y las 3 recetas más sencillas conseguirás hacer pintura comestible y no tóxica con toda seguridad y facilidad. Un último aviso: aunque se limpia con relativa facilidad, si vas a usarla con niños menores de 24 meses, prepara el entorno, les gustará tanto la experiencia que no se detendrán en pintar solo dentro de la zona prevista.
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