El presumido gato persa
Avada
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Desde allí fue llevado en torno al siglo XVIII hacia Europa Occidental, hasta conformarse la raza tal y como la conocemos hoy en Inglaterra, tras una minuciosa selección.
Características del gato persa
El gato persa es uno de los gatos más domésticos que existen. Su carácter es afable, tranquilo y dócil, y se pasa la mayor parte del tiempo durmiendo. Aparenta ser algo presumido, pareciendo saber de su exultante belleza, un aspecto que tú si conoces y que resisa algunos cuidados especiales.
En cuanto a su aspecto, el gato Persa destaca por su denso, largo y suave pelaje, unos ojos grandes, redondos y anaranjados, y una nariz extremadamente achatada, corta y ancha. Es de tamaño mediano, compacto y fuerte. La cola y las patas son pequeñas, robustas las segundas, y la cabeza redonda tirando a abombada. En ella las orejas también son pequeñas, y están separadas.
Esta raza felina suele ser monocromática, aunque los puede haber de varios colores. En realidad se conocen hasta cien variedades de gato persa, aunque en todos los casos se puede afirmar que es uno de los gatos más sociables del mundo.
¿Qué cuidados necesita un gato persa?
Para que mantengan ese buen aspecto tan peculiar, pero también su salud, requiere un tratamiento algo especial:
Como tantos otros gatos, no son muy amigos del agua. Existen cierta disparidad de opiniones sobre si es necesario bañarlos o basta con la limpieza que ellos mismos se aplican. Algunos expertos recomiendan un suave lavado periódico para eliminar suciedad y toxinas que puedan haberse adherido a su pelo. Y lo mejor es que se acostumbren desde bien pequeños a esta operación. Para ello, es conveniente que tengan un recipiente con el que se hayan familiarizado, tranquilizarlos antes con caricias, mojarlos con cuidado, ser rápidos en el proceso y secarlos luego con mimo. Si utilizamos un secador al final del baño, hay que procurar que no esté a una temperatura muy caliente. Tras el baño, podemos darle una recompensa, para que asocie este momento a algo grato.
Lo que si es imprescindible es un cepillado si no diario al menos si muy frecuente. Es el modo de retirar el pelo que se le cae y evitar que se formen nudos. Para ello utilizaremos un cepillo de púas redondas y separadas, que pasaremos suavemente de arriba abajo. Como en el caso del baño, lo óptimo es que se habitúen a ello desde la más tierna edad. Al tratarse de gatos muy dóciles, estos cuidados les llegan a resultar gratos y se muestran bien predispuestos a dejárselos dar.
Debido a esta exuberancia de pelaje, los gatos persas tienen más propensión a los problemas intestinales por formación de tricobezoares en el estómago. Su presencia en las paredes de los estómagos felinos hace propensos a los gatos que los sufren a vómitos, estreñimiento o desgana. Una alimentación rica en fibra o la ingesta de suplementos de malta es una buena forma de mejorar su tránsito.
Alimentación del gato persa
Dejando de lado el anterior consejo, no existen requerimientos especiales para los gatos persas. Una mezcla equilibrada de pienso seco, pienso húmedo y comida natural puede cubrir sus necesidades nutricionales. Eso sí, hay que evitar la obesidad, pues resulta un problema acusado en esta raza y que puede tener tristes consecuencias.
Lo que si es imprescindible es que le pongamos un bebedero especial, como el que se usa para dar de beber a los conejos. Esto se debe a que, como tiene la cara plana, le cuesta beber de otro tipo de recipientes. Sin embargo, tendremos que enseñar a nuestro gato persa a beber de ellos, pues es posible que al principio le cueste adivinar cómo funcionan.
-Además, precisamente por esta forma achatada de sus caras, es bastante habitual que presenten problemas de mordida. Por esa razón, es mejor no darles alimentos que tengan que roer o masticar en exceso.
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