Consejos para domar a un caballo
Licenciada en Veterinaria por la Universidad Alfonso X El Sabio desde 2009 y especializada en pequeños animales, perros, gatos y roedores.
Cuenta con su propia clínica veterinaria, donde dan servicio de consulta, pruebas de laboratorio y diagnóstico, hospitalización y cirugía.
Los caballos son animales libres y salvajes en su origen. Cuando adquirimos un caballo, si es para montar lo ideal es que ya haya sido domado. Si no lo está, lo mejor es contratar los servicios de personal cualificado para ello, con el fin de evitar sustos o malas experiencias, pero en este contenido hablaremos de cómo podemos domar a un caballo.
En función de sus orígenes podrá costar más o menos domar a un caballo. Si está acostumbrado a ver personas y a que se acerquen será algo más sencillo que caballos que han estado años libres en el campo.
¿A qué edad empezar a domar un caballo?
La edad para empezar a domar a un caballo variará en función de cada caso, pero lo más recomendable es comenzar con el adiestramiento montado a los 3 años, en adelante. A esta edad ya podemos considerar que su desarrollo físico y formación ósea es adecuada, antes puede generar lesiones, malformaciones y acortar la vida útil del animal.
¿Cómo se debe domar a un caballo?
Lo más importante es saber que es un ser vivo, por lo que hacerlo de malas maneras, golpes y tratándole mal, aparte de buscarnos problemas legales por maltrato, dará lugar a obtener malos resultados y miedos.
Debemos acercarnos poco a poco y dedicarle muchas horas, pudiendo llegar a tardar hasta 1 año en función del tiempo que empleemos. El personal experimentado puede tenerlo bajo control en 3 o 6 meses.
Si queremos contratar a alguien que lo haga por nosotros, podemos hablar de unos 300 a 500 euros al mes y dependiendo del caballo serán más o menos meses.
Acercamiento
Lo primero que debemos hacer es acercarnos únicamente a acariciar y hablar al caballo, es fundamental que escuche un tono de voz suave y tranquilo. En este punto será demasiado pronto para utilizar embocaduras o cabestros, solamente debe acostumbrarse a caricias, ofrecer forraje y a que esté tranquilo en presencia de los humanos.
Es importante permanecer donde pueda vernos para evitar coces ante estados de nerviosismo, puesto que se pueden asustar y reaccionar mal.
Cabestro y embocadura
Una vez seamos capaces de acercarnos a él, podremos empezar a ponerle herramientas para tenerlo más cerca y poder controlarlo. Antes de colocar el cabestro, hay que ser capaces de acariciar la zona de la boca y de las orejas con soltura, puesto que si notase peso podría provocarle agobio y asustarse. Poco a poco, le enseñaremos el cabestro, que lo vea y lo huela. Tras varios días o semanas seremos capaces de abrocharlo y de ponerle la embocadura.
Cuerda o ramal
Podremos ponerla una vez este controlado la parte anterior. Pueden utilizarse cuerdas que nos den una distancia de hasta 20 metros con el caballo y poco a poco nos iremos acercando. Con ella caminaremos con el animal, siempre con las mismas caricias, voz suave y tranquilidad del principio. Los primeros días estas sesiones serán cortas, de unos 10 minutos y paulatinamente iremos alargando el tiempo. En todo momento hay que estar pendientes del animal y tener en cuenta que son animales fuertes y robustos, por lo que, ante cualquier susto todo se pondrá en nuestra contra.
Montura
Es el último paso que nos permitirá poder empezar a montar el caballo.
Antes de ponérsela, debemos ser capaces de que se acostumbre a, por ejemplo, pasarle la cuerda por la espalda, o antes de poner la montura, colocar una capa acolchada de algodón para que, poco a poco, vaya sintiendo peso sin llegar a asustarse. Si esto ocurre daremos un paso atrás e iremos más lentamente.
A continuación, pondremos la montura sin abrocharla y poco a poco, en función de como nos vaya dejando, iremos abrochándola para llegar al momento de montarlo.
Montarle
Una vez decidamos montarle, siempre debemos hacerlo acompañados de una persona con experiencia, puede ser que todo lo anterior haya ido genial, pero que el caballo al sentir peso en el lomo no esté a gusto y tenga una mala reacción.
Por tanto, debemos pensar que, aunque sean animales grandes y robustos debemos tratarles con cariño y amor si queremos ganar su confianza y que nos dejen ser sus guías y cuidadores.
Y como queremos lo mejor para nuestro equino, el Seguro para Caballos MAPFRE es la garantía ideal para ello: cólicos, problemas respiratorios, ortopédicos… estará en buenas manos.
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