Terapias con animales ¿qué son?
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La terapia asistida con animales, también conocida como TAA, ha ido ganando popularidad en los últimos años gracias a su efecto beneficioso en la salud mental y emocional de las personas. A menudo se utiliza como complemento de otros tratamientos, y una de sus principales ventajas es que se puede aplicar en diversos entornos para tratar una amplia variedad de afecciones.
¿Qué son las terapias asistidas con animales?
Las intervenciones con animales se han vuelto cada vez más habituales en hospitales, hogares de ancianos y escuelas, adaptándose a las necesidades específicas de cada grupo. Según la definición oficial, las terapias asistidas con animales consisten en una intervención en la que existe una interacción entre un ser humano y un animal, pero no puede ser uno cualquiera. En este sentido, es muy importante diferenciar entre intervenciones asistidas con animales y los trends que últimamente proliferan en las redes sociales. Sí, estamos hablando de la práctica de yoga con cabras y otros vídeos similares que todos hemos visto en TikTok.
Es importante dejar claro que una mascota no es lo mismo que un animal de terapia, por mucho que la queramos y cuidemos. Para que sea considerada terapia, tiene que existir una metodología en la que un profesional de la salud guíe la sesión para alcanzar objetivos concretos. Es cierto que a menudo los animales son adorables, y eso contribuye en gran parte a crear un ambiente seguro y cómodo, pero no hay que olvidar que se trata de ejemplares que han sido seleccionados y entrenados específicamente para interactuar con los pacientes. Si se cumplen estos requisitos, la terapia asistida con animales puede resultar muy beneficiosa para la salud mental, emocional y física.
¿Quiénes pueden beneficiarse de la terapia asistida?
La mera presencia de un animal puede ofrecer consuelo y compañía, lo que ayuda a reducir la sensación de soledad. Las interacciones con animales reducen los niveles de la conocida como hormona del estrés -cortisol- y aumentan la liberación de oxitocina, endorfina, serotonina y dopamina, las hormonas que conforman el “cuarteto de la felicidad”.
A ello hay que sumarle, que durante las sesiones se crea un espacio seguro en el que los pacientes pueden hablar de sus emociones sin miedo a ser juzgados a la vez que aumentan su autoestima y confianza mientras participan en actividades con animales. Por este motivo, las intervenciones con animales resultan tan útiles en casos muy diferentes.
Pacientes con problemas de salud mental
Como ya hemos dicho antes, es especialmente útil para quienes sufren de ansiedad, depresión o estrés, ya que la presencia de un animal puede ayudar a reducir la presión arterial y a mejorar el bienestar emocional, por este motivo se utilizan en el tratamiento de la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático. Esto se debe a que la conexión emocional creada con los animales fomenta la relajación y la sensación de seguridad.
Niños con trastornos del desarrollo
Los niños con necesidades educativas especiales -por ejemplo, los que presentan hiperactividad- son otro de los grupos que se benefician enormemente de las intervenciones con animales. De hecho, lo que conocemos actualmente como terapia con animales surgió en la década de los 60 gracias al perro de un psicólogo infantil estadounidense.
El Doctor. Boris Levinson, considerado el padre de la terapia moderna con animales, se dio cuenta de que la presencia de su perro Jingles en las sesiones con un niño autista no verbal facilitaba la comunicación con el pequeño. A menudo, la interacción con los animales ayuda a que los niños adquieran habilidades sociales y ganen en empatía.
Personas mayores
El aislamiento de nuestros mayores se ha convertido en un auténtico problema en la sociedad actual, que ha visto cómo se multiplican los casos de depresión y soledad en la tercera edad. En estos casos, la interacción con animales de compañía es mucho más que una fuente de alegría para las personas mayores. Al cuidar de una mascota o participar en sesiones de TAA, los ancianos se mantienen activos, y desarrollan un sentido de responsabilidad a la vez que encuentran un propósito.
Al participar en actividades que requieren atención, son capaces de trabajar la memoria y las habilidades cognitivas, lo que favorece su salud emocional. Del mismo modo, aumentar la cantidad de ejercicio físico diario, a través de los juegos y paseos con animales, tiene un efecto positivo para su salud física y ayuda a mantener su independencia.
Personas en riesgo de exclusión
Las personas que se enfrentan a dificultades como la pobreza, la violencia o la falta de apoyo emocional, encuentran en la terapia con animales un espacio de sanación y pertenencia lo que hace que puedan reducir la sensación de aislamiento y fomentar un sentido de comunidad.
En estos casos, las actividades asistidas con animales también se enfocan en desarrollar habilidades sociales y emocionales de las que carecen muchos de estos pacientes. Aprender a comunicarse mejor y a trabajar en equipo no solo mejora su bienestar emocional, también les proporciona herramientas adecuadas para enfrentarse a los desafíos del día a día y comenzar el proceso de inclusión social.
Personas ingresadas en hospitales o con enfermedades terminales
La presencia de los animales de terapia se ha vuelto cada vez más común en unidades de cuidados paliativos o de oncología, porque son una fuente consuelo y también aportan una sensación de cierta cotidianidad.
Las terapias con animales son muy efectivas en distintas situaciones y pueden ser una buena opción en los tratamientos de distintas enfermedades. En cualquier caso, siempre es recomendable consultar con un profesional para que pueda guiarte y asesorarte si necesitas ayuda. Tener una mascota en casa, ayuda a mejorar el ambiente familiar, por lo que protegerla y cuidarla a través del Seguro de Mascotas de MAPFRE con una amplia red de centros veterinarios a tu disposición además del Servicio telefónico de orientación veterinaria.
Tipos de animales que se utilizan en terapia
En terapia, es posible utilizar distintos animales, elegir el más adecuado dependerá de las particularidades de cada paciente y de sus necesidades específicas.
- Perros: no cabe duda de que los perros de terapia son los más comunes debido a su carácter y los beneficios que ofrecen en distintos ámbitos.
- Caballos: son otra de las estrellas de la TAA, especialmente en la rehabilitación física y emocional. La equinoterapia beneficia a personas con discapacidades físicas, como parálisis cerebral o trastornos del neurodesarrollo. El movimiento del caballo se parece mucho al patrón de la marcha humana, y ayuda a mejorar el equilibrio y el tono muscular.
- Llamas y alpacas: su temperamento tranquilo y el hecho de que su presencia sea cada vez más habitual en el entorno rural de muchos países las convierte en unos animales muy populares en las terapias al aire libre.
- Gatos: a pesar de su reputación de ariscos e independientes, los gatos son un excelente compañero de terapia para personas que necesitan reducir el estrés y relajarse. De hecho, está científicamente demostrado que su ronroneo tiene un efecto positivo en la reducción de la presión arterial y los niveles de ansiedad.
- Peces: los acuarios se usan como una forma de terapia pasiva ya que la observación de los peces nadando ayuda a reducir los niveles de cortisol, lo que puede ayudar a personas con estrés crónico, insomnio o hipertensión.
- Delfines: este tipo de terapias existen desde hace décadas en el tratamiento de niños con discapacidades del desarrollo y trastornos del espectro autista. El contacto con estos animales sociales y su entorno acuático estimula los sentidos y fomenta la comunicación, de manera que se mejora su atención y se estimulan las respuestas emocionales. Sin embargo, esta terapia ha dado pie a muchos debates éticos debido al uso de animales marinos en cautividad, similares a los mismos que se generan por la presencia de estos mamíferos en entornos controlados como parques acuáticos.
- Aves: las aves que tienen la capacidad de imitar el habla humana, como loros y cacatúas, se emplean para estimular habilidades de comunicación en personas con trastornos del lenguaje o dificultades sociales, por lo que son muy adecuadas en casos de niños con problemas de aprendizaje al lograr captar su atención.
- Cerdos: pese a no ser animales de compañía tradicionales, poseen una inteligencia sorprendente y un carácter afable que los hace perfectos para la terapia. Son especialmente útiles en sesiones con adolescentes y adultos, ya que su comportamiento curioso y juguetón fomenta el humor y la interacción.
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